La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha solicitado a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que consideren una regulación común para el espacio aéreo europeo con respecto a las medidas de control de Covid-19, en línea con las recomendaciones hechas públicas en el Protocolo de Aviación Saludable Covid-19 de la Agencia Europea de Seguridad Aérea y del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades.
Así, según le ha trasladado en la misiva, ha indicado que para «garantizar las condiciones de salud pública necesarias para todos los ciudadanos europeos es importante que todos los aeropuertos, o al menos los internacionales, apliquen protocolos homogéneos para evitar la expansión de la pandemia a través de fronteras«.
Ha explicado que la incidencia de la pandemia en la capital «fue baja hasta la reapertura de Madrid-Barajas en julio», desde entonces, «ha ido aumentando progresivamente hasta alcanzar su punto máximo en septiembre».
La dirigente madrileña ha indicado que los expertos de la Comunidad afirman que el Covid-19 «entró en España por Madrid-Barajas» y que la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid «estima que desde mayo se han importado más de 700 casos a través de este aeropuerto».
CASOS NO DETECTADOS EN BARAJAS
«La mayoría de ellos eran asintomáticos, pero nuestro sistema de salud identificó 159 con PCR positiva, todos con síntomas que coincidían con Covid19 y no fueron detectados en el protocolo del aeropuerto. Casi el 74 por ciento de los casos importados ocurrieron durante julio y agosto, cuando el Covid-19 estaba controlado en España», ha desgranado.
Por último, ha reconocido que «garantizar las condiciones de seguridad» en las fronteras madrileñas «es una preocupación» para su Gobierno porque están seguros de que «puede ayudar no solo a gestionar la pandemia, sino también a reactivar la economía española, la más afectada por esta crisis».
Patético, pena, asco, tristeza, indignación y miedo.
Da igual el orden de estas palabras con esta mujer, en cada momento, a cada hora, en cada segundo y cada vez que abre la boca consigue que sintamos todo esto de golpe.
Lo repetiré ahora y varias veces hasta que dimita esta carnicera: ¡GRACIAS AL ALTÍSIMO POR NO HACERME SER MADRILEÑO!