El desempleo creció en 76.000 personas en enero, según los datos de las oficinas de empleo (SEPE), y en 710.000 personas respecto al mismo momento del año anterior (justo antes del inicio de la crisis del covid-19). El mes de enero de 2021 es ligeramente mejor que el mismo mes de 2020, aunque sigue en la tendencia negativa que siempre tiene este período del año.

La cifra de parados se sitúa en 3.964.000, a punto de alcanzar el listón de los cuatro millones. En cuanto a los distintos sectores de actividad, esta es su evolución:
La evolución por sectores es también semejante en este mes a la de otros años, con los servicios marcando la pauta de los incrementos de desempleados mientras que, en el otro extremo, es un mes relativamente mejor para la construcción y para la industria.
En conjunto, el sector servicios es, con mucho, el que peor ha salido parado de la crisis del covid-19.
Una vez pase la pandemia y vuelva la situación a una cierta normalidad, quizás habría que fijarse en la política socioeconómica de Dinamarca, Suecia y Noruega, que combina Estado Social fuerte, vía impuestos; con facilitar a las empresas tanto el despido como la contratación.
La primera es una medida socialista y la segunda una liberal. Aplican las dos juntas con éxito. Sus niveles de paro son muy bajos y tienen un Estado Social muy completo. Con la primera logran garantizar las necesidades básica de sanidad, educación, pensiones, etc. Con la segunda hacen que ningún empresario tenga miedo a contratar (por el costo que supone luego despedir si va mal la empresa) y así se crea más empleo. Eso de la mano de convenios colectivos fuertes, que es lo que garantizan un sueldo en condiciones al obrero y buenas condiciones laborales. Todo junto.
Si a ellos les ha funcionado ¿por qué no imitarlos en eso y probar unos años a ver si funciona aquí?
Pero en tanto que dure la pandemia hay que prorrogar los ERTE.