ʻEulopa ma ka ʻaoʻao o ka ʻaelike, akā ʻaʻole naʻe

Lo hoʻolālā ʻo ia hoʻokahi cumbre de dos sesiones principales (viernes y sábado) para dejar todo decidido. La realidad es que los contactos comenzaron el jueves, es lunes por la mañana y aún no hay nada. En una prolongación inusitada, incluso para los términos habituales de la política comunitaria, los jefes de Estado o de gobierno de la Unión se reunirán hoy lunes de nuevo, a las 16:00 horas.

Pero si algo significa que vayan a seguir negociando el lunes, en lugar de dejarlo para dentro de semanas, es que se quiere llegar a un acuerdo. Este es, sin duda, un triunfo del sur, que defiende la necesidad de acuerdos tempranos para empezar enseguida a disponer de los fondos (“enseguida” significa varios meses hasta que se consiga arbitrar todos sus mecanismos ¿a comienzos de 2021?).

¿En qué punto estamos? Hasta la cena de anoche de los “veintisiete”, ka puʻupuʻu habían conseguido rebajas sustanciales en la cuantía de los fondos, concesiones sobre su naturaleza, y también mayores controles posteriores del destino de lo asignado. Si inicialmente la propuesta de la Comisión hablaba de 500.000 millones de euros en subvenciones a fondo perdido, Austria, Países Bajos, Suecia, Dinamarca y Finlandia habían conseguido ya rebajar la cifra a 400.000. Pero no les bastaba: querían más. Finalmente parece que salió de la cena el acuerdo de dejarlas en 390.000 millones.

La cifra les parece muy pequeña a los países mediterráneos, pero no les quedó otra que aceptarla, porque por momentos parecía que las negociaciones se iban a romper.

Los líderes se han ido a dormir pasadas las cinco de la mañana, cuando el sol despuntaba ya en Bruselas y la gente se levantaba para trabajar. Para esta tarde queda determinar hasta dónde llegarán los préstamos que completan el Fondo Europeo de recuperación. Los mediterráneos esperan que cubran el montante total hasta la cantidad mínima fijada por Ursula Von der Leyen para el conjunto del paquete: 750.000 millones. Pero es muy probable que no lleguen a tanto. Lo veremos en unas horas.

Probablemente haya que esperar al final de otra cena, la de hoy, e hoʻopaʻa iā ia fumata blanca. Ignoramos la letra, pero la música del acuerdo ha tomado forma: los préstamos estarán cerca de las transferencias directas en cuantía, tal y como querían los puʻupuʻu, y el importe total estará por debajo de lo que hasta hace unos meses se decía que era el mínimo necesario para que “impactara” de verdad en las economías.

Habrá controles, “frenos de emergencia” y otros mecanismos para evitar que los países malgasten lo recibido, tal y como deseaban los del norte. Pero puede que tengamos acuerdo temprano como necesitan los del sur, que quizás consigan además que no se incluya en el texto una lista concreta de “reformas” a realizar, algo que temen especialmente.

Este lunes será el día de las sonrisas y los apretones de… codos, o eso parece. Porque con Europa nunca se sabe.