La cuestión de los derechos humanos entra de lleno en la Unión Europea, y condiciona su futuro. El gobierno húngaro de Viktor Orban da ya pasos concretos para bloquear el Fondo de recuperación, porque considera que el hecho de que estos fondos estén condicionados al respeto al Estado de derecho «va contra la confianza que debe haber» entre los estados miembros. La realidad, más allá de las palabras grandilocuentes, es que Hungría no quiere ser controlada en esta cuestión.
Al veto húngaro, con palabras más suaves y acciones menos contundentes, pero igual objetivo, se une Polonia. Los dos países se enfrentan a procedimientos abiertos por la Unión por incumplimiento de principios básicos comunitarios que se refieren, entre otros, a los derechos individuales, las garantías en la administración de justicia, y el trato a la disidencia y los extranjeros.
Ayer estaba previsto que los embajadores de los diversos estados diesen su aprobación previa a la Decisión de Recursos Propios, mecanismo que habilitará la ampliación presupuestaria necesaria para habilitar los fondos. Esta decisión debe ser aprobada por unanimidad… y ahí radica la fuerza húngara.

Mientras tanto, quedan en suspenso los 27.000 millones con destino a España que ya están contemplados en el proyecto de presupuestos y que deben liberarse en 2021, sin contar con más de 100.000 millones para ejercicios posteriores. El total de mecanismos previstos alcanza una cifra de 750.000 millones de euros para nuestro país. Sin estos recursos sería imposible que las cuentas cuadrasen en los términos en que están diseñadas.
Fuentes comunitarias señalan que este tipo de vetos son habituales (lo inusual es, más bien, el motivo alegado por Hungría) y que normalmente son superados tras una negociación en que las partes acercan posturas. El objetivo húngaro está claro: tener las manos libres en su política interior de derechos humanos.
La UE diciendo que no da dinero a Hungría ni Polonia si no aceptan el que se vuelvan países super feministas LGTBIQ+ y si no permiten la llegada de cientos de miles de inmigrantes (ilegales) a sus territorios (mirad el vídeo viral de Orban criticando que la UE globalista no respeta el control de fronteras ni la soberanía de sus países). No sé para qué votamos a un Gobierno si la UE nos obliga a tener ideología super posmo (o progre) a cambio de pasta, si el pueblo Polaco o Hungaro vota a partidos conservadores anti-globalismo, y eso a la UE no le gusta, pues les discriminamos, y no pasa nada. Por eso no critican nada a Pedro Sánchez y defienden su Ministerio de la Verdad, él es un invento de la UE. La UE siendo una nación de naciones, en fin odio el globalismo.
En Lituania la homosexualidad tampoco es que esté bien vista, y mira, la UE no hace absolutamente nada. ¿Y sabes lo mejor? Que Turkia se quiere unir, país musulman donde también odian a los homosexuales. Así que me da a mí que eso a la UE le da un poco igual.
Segundo: Bruselas lleva tiempo amenazando a Hungría y Polonia con condicionar ese fondo de recuperación a cuestiones políticas. Esas amenazas se confirmaron en julio. Durante este tiempo, Bruselas ha estado difundiendo una narrativa según la cual esos fondos se vincularían al respeto por los “valores democráticos” y el “Estado de Derecho”, pero había una trampa en ello.
Esa trampa ya quedó a la vista cuando el Parlamento Europeo aprobó el Informe Sargentini contra Hungría en julio de 2018 contra Hungría y el Informe López Aguilar contra Polonia en julio de 2020. En ambos informes se utiliza el “Estado de Derecho” como un Caballo de Troya para imponer a esos países dogmas ideológicos progresistas como la aceptación del aborto y la ideología de género.
Tercero: A modo de ejemplo, el Informe Sargentini criticaba a Hungría afirmando que “la definición de «familia» en la Constitución húngara como «matrimonio y relaciones entre progenitores e hijos» está desfasada y se basa en creencias conservadoras”, se criticaba la firme posición del Gobierno húngaro frente a la inmigración ilegal y se quejaba de que “las actitudes estereotipadas patriarcales sigan prevaleciendo en Hungría con respecto a la posición de las mujeres en la sociedad”. Este lenguaje puramente ideológico se debe a que la redactora del informe, Judith Sargentini, es eurodiputada de GroenLinks, sucesor del Partido Comunista de los Países Bajos (CPN).
Otro tanto se puede decir del Informe López Aguilar contra Polonia, redactado por un socialista español y que es un descarado intento de imponer al país eslavo las tesis ideológicas de la izquierda. A modo de ejemplo, en el informe se critica la legislación que se ha ido desarrollando en ese país para proteger la vida prenatal, exigiendo a Polonia “que se abstenga de ulteriores intentos de restringir la salud y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres”, en referencia al aborto, y también critica la iniciativa polaca “Stop Pedofilii” contra la promoción de las relaciones sexuales con menores.
Cuarto: En resumidas cuentas: lo que la UE disfraza como “valores democráticos” y “Estado de Derecho” es la pretensión de que Hungría y Polonia se sometan a los dogmas ideológicos de la izquierda. No es la primera vez que se intenta algo así: recordemos que ambos países se vieron sometidos a dictaduras comunistas impuestas por la URSS, y tanto húngaros como polacos protagonizaron revueltas populares contra la tiranía soviética, no sólo porque atentaba contra las libertades individuales de los habitantes de ambos países, sino también porque violaba su independencia nacional y su derecho a gobernarse por sí mismos.
Quinto: El pasado viernes, el primer ministro húngaro Viktor Orbán comparó esta visión de la UE con la desaparecida Unión Soviética y denunció que la pretensión de Bruselas eran un “chantaje sobre una base ideológica sin criterios objetivos”. Lo más grave de ese chantaje de Bruselas es que se ha querido promover un colonialismo ideológico izquierdista sobre Hungría y Polonia usando la pandemia como excusa y aprovechándose de la necesidad que tienen muchos países de esos fondos de recuperación.
Sexto: Es fácil predecir cuál será la narrativa de muhos medios a partir de ahora: acusarán a Hungría y a Polonia de enrocarse en un “autoritarismo” al que no le importa el sufrimiento de muchos europeos. Lo que no dirán es que dos pueblos libres se han negado a vender su soberanía nacional y a convertirse en simples colonias de la élite progresista de Bruselas. De hecho, la crisis europea que se avecina no está provocada por el veto de Hungría y Polonia a las cuentas de la UE. La crisis estará provocada por una élite de la UE que cree con derecho a avasallar a los países miembros como antes lo hizo la URSS con sus satélites. Hungría y Polonia ya han conocido lo que es vivir bajo la bota comunista de Moscú, y es lógico que no quieran someterse ahora a la bota socialista de Bruselas.
QUE SE METAN POR EL C*LO LOS MILLONES QUE LE VAN A DAR A TELEFÓNICA PARA PONER 5G Y LOS MILLONES QUE LE VAN A DAR IBERDROLA PARA PONER MOLINOS. VIVA HUNGRÍA Y VIVA POLONIA.
Al final nos van a abocar a esto hasta a los más europeístas. Van a regar de millones a un gobierno en una deriva autoritaria, sin control parlamentario, que va a MALGASTAR el dinero teniendo sectores clave devastados por el covid. Mientras tanto, sancionan a Polonia y Hungría.