La primera vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil ha terminado con una victoria de Lula da Silva sobre Bolsonaro, pero mucho más ajustada de lo que predecían los sondeos.
Al no poder llegar al 50% + 1 voto, no se evita la segunda vuelta y se inicia ahora un escenario abierto en el que todo es posible.
Las próximas elecciones se llevarán a cabo el 30 de octubre y se antojan unos comicios de los más polarizados de la historia del país y del planeta.
El equipo de Bolsonaro está vendiendo como una victoria moral su derrota por escaso margen y el fallo de pronóstico de los sondeos, mientras que en el de Lula se muestran preocupados por una tensa campaña y un enfrentamiento en segunda vuelta mucho más incierto de lo esperado.
En unos días veremos las primeras encuestas publicadas, que nos dirán por dónde pueden ir los tiros en un territorio en el que los candidatos alternativos han conseguido muy poco porcentaje de voto (situándose la tercera en discordia en menos del 5% de sufragios).
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