La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha actualizado sus perspectivas económicas para España pronosticando una caída del PIB para 2020 menor de lo estimado anteriormente, y eso pese a la segunda ola del Covid-19, así como un menor incremento de la tasa de paro, al tiempo que ha mantenido sin cambios la previsión de crecimiento de la economía para 2021.
A pesar de que se está produciendo una cierta mejora en las previsiones, y no solo para España sino para bastantes países de la organización, lo cierto es que las perspectivas a medio plazo no son muy halagüeñas. La recuperación será «gradual e incompleta», de manera que el retorno a los niveles de bienestar anteriores a la pandemia llevará años.
La economía española caerá este año cerca de un 12%, y su descenso será el peor de la gran mayoría de países industrializados. El Reino Unido, por ejemplo, perderá un 11%, Francia e Italia un 9%, Alemania un 5% y los Estados Unidos un 4%. Para los dos años siguientes se prevén mejorías españolas de un 5% y un 4% (partiendo de una base inferior), de manera que 2022 no será suficiente, aunque continúe la senda de la recuperación, y necesitaremos entrar de lleno en 2023 para volver a disfrutar del mismo PIB per capita que dejamos atrás a finales de 2019.
Uno de los datos más preocupantes es el constante aumento que experimentará la deuda pública, que colocará a la España de 2023 en unos niveles muy superiores a los anteriores a la crisis, con unas necesidades de financiación grandes para poder ir devolviendo los capitales percibidos.
De hecho, que mantenga la previsión de un crecimiento del 5% para 2021 sí que implica un aumento respecto a la anterior previsión, ya que ahora prevé que el PIB caiga menos en 2020. No es lo mismo crecer un 5% desde un 86% que desde un 89%.