ਰਾਜੋਏ ਦੀ ਸਰਕਾਰ ਨੇ ਵਿਲੇਰੇਜੋ ਨੂੰ ਬੇਗੋਨਾ ਗੋਮੇਜ਼ ਦੇ ਪਿਤਾ ਦੀ "ਸਿਆਸੀ ਤੌਰ 'ਤੇ ਸਾਂਚੇਜ਼ ਨੂੰ ਮਾਰਨ" ਲਈ ਜਾਸੂਸੀ ਕਰਨ ਲਈ ਨਿਯੁਕਤ ਕੀਤਾ ਹੋਵੇਗਾ।

Según publica eldiario.es, en una conversación reveladora, el comisario José Manuel Villarejo y el exsecretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, han arrojado luz sobre una trama que involucra al Partido Popular y su intención por desacreditar al entonces líder del PSOE, Pedro Sánchez.

Hace una década, mientras Mariano Rajoy ocupaba el sillón presidencial, se tejían artimañas para minar políticamente al líder socialista. La grabación, parte de una vasta investigación de La Vanguardia y elDiario.es sobre la operación Cataluña, expone cómo el comisario Villarejo, figura clave en este entramado, facilitaba información comprometedora al Gobierno de Rajoy.

En la charla, Martínez y Villarejo pactan un plan para investigar al suegro de Pedro Sánchez, insinuando supuestas actividades ilegales en negocios de saunas en Madrid. Este juego sucio, al margen de la ley y la ética, pretendía erosionar la imagen del líder socialista. El objetivo era claro: “matar políticamente” a Sánchez.

La complicidad entre altos cargos del PP y Villarejo es alarmante. Se menciona la utilización de la llamada “policía política” para obtener información comprometedora. Nombres como “El Gordo” y “Carlitos” emergen en la conversación, revelando una red de influencias y corruptelas.

Pero la trama va más allá. Se menciona la manipulación de sindicatos y la instrumentalización de asociaciones para fines partidistas. Villarejo confiesa manejar a Manos Limpias, un pseudosindicato utilizado como herramienta de presión y chantaje. Todo esto con el fin de servir a los intereses del Partido Popular.

Es importante destacar que estas maniobras no son un caso aislado. Forman parte de un patrón de conducta que abarca años de historia política en España. El abuso de poder y la corrupción se entrelazan en una telaraña que atrapa a políticos y empresarios por igual.

Las repercusiones de estas revelaciones son ineludibles. El testimonio del comisario Villarejo abre una ventana a prácticas turbias dentro de la política. La sociedad demanda transparencia y rendición de cuentas ante estas revelaciones perturbadoras.