Las decisiones clave que debe tomar la Unión Europea en las próximas semanas para permitir que los fondos previstos lleguen a sus destinatarios en 2021 y los años siguientes, dependen de la unanimidad de todos sus socios, y Hungría y Polonia lo saben. También sabía la Unión Europea que Hungría y Polonia necesitan (como muchos otros) esos fondos, y por eso la mayoría de los socios contaba con ello para «doblegar» su resistencia y conseguir su compromiso de «respeto al Estado de Derecho».
El trasfondo del problema es la ideología de algunos de los gobiernos de Europa del Este, abiertamente contrarios a «moderneces» como la equiparación familiar de los homosexuales, o con una política inmigratoria profundamente restrictiva. Tanto, que según entienden otros el acervo «comunitario» podrían ir en contra de los principios básicos de la unión.

Casi un billón de euros está en juego para los próximos siete años, y esa es la excusa perfecta para la batalla. Hay tiempo, pero también hay miedo a que la postura intransigente de los del Este acabe empatanando el proceso y retrasando unos fondos que ya están tardando.
La ministra húngara de Justicia lo ha dicho con claridad: «No seamos hipócritas, todos sabemos lo que busca la condicionalidad (del Estado de derecho) en su forma actual», «¿Cómo esperan que aprobemos una propuesta así? Tenemos la fortuna de ya no vivir en un sistema político en el se puede ser sancionado por discrepancias políticas».

Esa es la cuestión: si se trata de «discrepancias políticas» que no pueden ser perseguidas, o si las objeciones del resto de países son, más bien, algo irrenunciable en el contexto de la Unión Europea. Quién acabe ganando la partida lo sabremos en las próximas semanas, porque lo que no podrá esperar mucho más son los fondos comunitarios. España, sin ir más lejos, incluye ya, como si estuvieran directamente adjudicados, 27.000 millones en su proyecto de presupuestos para 2021. No podrían cuadrar sin ellos.
«La Unión se fundamenta en los valores de respeto de la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de Derecho y respeto de los derechos humanos, incluidos los derechos de las personas pertenecientes a minorías. Estos valores son comunes a los Estados miembros en una sociedad caracterizada por el pluralismo, la no discriminación, la tolerancia, la justicia, la solidaridad y la igualdad entre mujeres y hombres.»
Artículo 2 del Tratado de la UE
No debería ser necesario (de hecho, el problema viene de ahí, de que se creyó que nunca sería necesario) obligar a ningún Estado miembro a cumplir unos derechos tan básicos, por el simple hecho de que ningún Estado miembro debería ni siquiera plantearse saltárselos continuamente. Pero esa es la situación.
Me hace gracia que algunos critiquen la UE por comunista y que la comparen con la URSS. Cada vez que un país del bloque comunista intentaba salir de él, la URSS se lo impedía por la fuerza. En la actualidad estoy seguro de que más de uno desea que Hungría y Polonia salgan de la UE para que la dejen de bloquear, pero claro, eso supondría renunciar a recibir los fondos con los que sobreviven.
No se puede tener todo, uno puede tener su ideología, pero si se está en una unión de libertades y democracia se tienen que aceptar estos principios.