Instituciones Penitenciarias ha acordado este miércoles aplicar el principio de flexibilidad en segundo grado a Iñaki Urdangarin por lo que no volverá a la cárcel de Brieva (Ávila) y dormirá desde ahora en el Centro de Inserción Social de Alcalá de Henares (Madrid).
De esta manera, Iñaki Urdangarin podrá salir diariamente a realizar su voluntariado en el Hogar Don Orione de Pozuelo de Alarcón (Madrid) y dormirá en el Centro de Inserción Social de Alcalá de Henares. También podrá disfrutar de un fin de semana libre al mes con la condición de que se someta al programa de delitos económicos.
Urdangarin cumple una condena de cinco años y diez meses por corrupción en el ‘caso Nóos’. Ingresó hace ahora dos años y medio en la cárcel de Brieva (Ávila) en un módulo específico sin contacto con el resto de presos.

EL JUEZ DE VIGILANCIA CUESTIONÓ SU AISLAMIENTO
La Audiencia de Palma rechazó en septiembre la progresión al tercer grado al entender que «no se desprendía de la conducta global del interno una evolución suficientemente favorable, por el momento, que permitiera inferir una capacidad para llevar en lo sucesivo un régimen de vida en semilibertad».
El titular del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria Número 1 de Castilla y León sí autorizó en septiembre la progresión al tercer grado o régimen de semilibertad al atender al pago de la responsabilidad civil por parte de Urdangarin antes de su ingreso en la cárcel de mujeres de Brieva. Urdangarin eligió la cárcel de mujeres de Brieva para cumplir su condena, ingresando por primera vez el 18 de junio de 2018. Desde entonces ha disfrutado de varios permisos pese a la afectación que ha causado.
TERRORISMO GALLEGO
Hablando de prisiones, ha pasado desapercibida en la prensa gallega -y creo que también en Electomanía- la absolución de todos los procesados de las organizaciones Causa Galiza y Ceivar acusados en relación con el fantasmagórico grupo terrorista Resistencia Galega. Esto contrasta con la cobertura de las operaciones policiales, que si tuvieron a su servicio primeras páginas y aperturas de informativos. Todo bien: el objetivo de criminalizar al movimiento independentista gallego se ha conseguido. Coste: saltarse los derechos fundamentales de unos cuantos. Sin problema, no había hijos de papá en medio.