I-El Confidencial: inkosi ephumayo yayinenye i-akhawunti, lena eseSwitzerland, cishe ngama-euro ayizigidi eziyi-8.

El diario El Confidencial desvela hoy nuevas revelaciones sobre la vida que llevó el rey emérito tras su abdicación en junio de 2014.

Kanye la fiscalía comprobó que la inviolabilidad del rey hasta ese año hacía casi prácticamente inútiles las pesquisas sobre hechos anteriores, pasó a centrarse en lo ocurrido con posterioridad, ukuze dos de las tres investigaciones (AVE a La Meca, cobros mediante testaferro procedentes de un millonario mexicano, y blanqueo de dinero mediante una cuenta en Jersey) que en este momento están abiertas y que afectan a Juan Carlos I, se refieren a actuaciones ocurridas a partir de 2015.

El rosario de informaciones filtradas a los medios durante la última semana pone sobre el tapete toda una serie de irregularidades, personas interpuestas entre los fondos recibidos y su destino, y el hecho de que, solo cuando las informaciones comenzaron a llegar a la prensa con asiduidad, hace apenas dos años, el rey emérito comenzó a desmontar el entramado societario y de relaciones que garantizaba su operativa sin ser identificado directamente como beneficiario.

Hoy se ha sabido, gracias al detalle que aporta El Confidencial, que la investigación de la fiscalía sigue avanzando. El periódico aporta un nuevo dato: el rey emérito habría mantenido hasta hace apenas dos años una cuenta en Suiza, arbitrada a través de una sociedad instrumental, gracias a la cual dispondría de cuantiosos fondos (cerca de ocho millones de euros) que le permitirían mantener un elevado nivel de vida, así como “desviar” los ingresos recibidos el mexicano Allen Sanginés-Krause, ya fueran en dinero o en forma de regalos, hacia otros miembros de su propia familia, utilizando para ello cuando fue necesario testaferros de confianza, incluido algún militar de alta graduación.

No se descarta que la investigación de la fiscalía termine, si los indicios se confirman, con la formulación de una acusación formal contra el rey Juan Carlos I. Al tratarse de hechos posteriores a su abdicación, no estarían cubiertos por la inviolabilidad y podría ser juzgado por ellos.