El 24 de marzo de 1976, el general Jorge Rafael Videla lideró un golpe de estado en Argentina que marcó el comienzo de una de las dictaduras más brutales y sangrientas de América Latina. Durante los siguientes siete años, el régimen militar gobernó el país con mano de hierro, violando sistemáticamente los derechos humanos y dejando un saldo estimado de 30.000 desaparecidos.
El golpe de estado de Videla fue el resultado de años de inestabilidad política, corrupción y violencia en Argentina. Desde la década de 1960, el país había sido escenario de protestas y disturbios, incluyendo huelgas, manifestaciones estudiantiles y enfrentamientos entre grupos armados de izquierda y derecha.
El gobierno democrático de la presidenta Isabel Perón se había vuelto cada vez más impopular debido a la inflación, el desempleo y la creciente violencia política. En 1976, Perón fue derrocada por un golpe militar liderado por el general Jorge Rafael Videla, quien se autoproclamó presidente de la junta militar.
El régimen militar de Videla justificó su golpe de estado como una respuesta necesaria para restablecer el orden y la seguridad en Argentina. Sin embargo, en realidad, fue una excusa para consolidar su poder y perseguir a sus oponentes políticos. El régimen militar estableció un sistema de terrorismo de estado que incluía la detención ilegal, la tortura y el asesinato de miles de ciudadanos argentinos.
La dictadura militar gobernó Argentina con una política represiva conocida como la “guerra sucia”. Esta estrategia incluía el secuestro y la desaparición de personas consideradas subversivas por el régimen militar. Estos ciudadanos eran llevados a centros de detención secretos donde eran sometidos a torturas y abusos, y muchos nunca fueron vistos de nuevo.
La dictadura militar también censuró los medios de comunicación y reprimió la libertad de expresión. Los periodistas que criticaban al régimen eran perseguidos y muchos fueron encarcelados o desaparecidos. La represión del régimen militar también se extendió a los sindicatos y organizaciones de derechos humanos, que fueron perseguidos y reprimidos.
El régimen militar finalmente cayó en 1983, después de años de protestas y presión internacional. Los líderes militares fueron juzgados y condenados por crímenes de lesa humanidad, incluyendo secuestros, torturas y asesinatos. Sin embargo, la herida dejada por la dictadura militar sigue siendo profunda en la sociedad argentina.
Más información: Clarín.
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