Después de varias semanas en que se han mantenido conversaciones en la sombra, parece que los dos grupos independentistas más fuertes, ERC y JxCat, habrían llegado a un acuerdo para hacer presidente de la Generalitat a Jordi Sánchez y repartirse los órganos de decisión del Govern, así como otros puestos claves en importantes de medios de difusión de titularidad pública, e instituciones sociales. El acuerdo debería pasar ahora el filtro de la CUP y estarían pendientes de concretar algunos flecos que podrían referirse al control de los Mosssos o a TV3.
Se plantea también la problemática judicial de esta designación. Aunque Jordi Sánchez, al no estar condenado, no ha sido privado de sus derechos políticos y puede ser legalmente elegido president, sobre él pesa una probabilidad de condena futura que llevaría aparejada en su momento la inhabilitación para el ejercicio de sus funciones públicas y por tanto su destitución inmediata. Por otro lado, el mismo ejercicio de las atribuciones derivadas de la presidencia parece difícil al estar internado en un centro penitenciario. Sánchez podría pedir y obtener un permiso para acudir al pleno del Parlament, pero eso no le evitaría continuar a renglón seguido en prisión preventiva a la espera de juicio.
Paralelamente, ambos partidos se plantean realizar algún tipo de acto simbólico previo en el propio Parlament, mediante el cual reconocerían “la legitimidad intacta” de Puigdemont como la persona que debería haber ocupado el puesto para el que, inmediatamente después de celebrar ese acto, se postularía a Sánchez.
Si estas negociaciones llegan a buen puerto, Catalunya tendría, según los grupos independentistas, dos presidentes: uno “legítimo”, en el exilio y otro presidente designado y efectivo, pero en prisión. Con este panorama cobra aún mayor importancia la negociación que se está llevando a cabo en estos momentos para repartirse las responsabilidades de gobierno efectivas entre personas no privadas de libertad. Un último escollo lo plantearían las exigencias de la CUP, que podría intentar asumir directamente puestos de responsabilidad y, en todo caso, indirectamente, exigirían la adopción de una batería de medidas concretas antes de ofrecer su apoyo a la candidatura de Sánchez a la presidencia. Estas medidas irían en dos direcciones: la primera, para “hacer efectiva” la idea de la república catalana; la segunda, para que el futuro Govern incorporara en su calendario de actuaciones medidas acordes con el programa ideológico de la CUP.
@josesalver
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