Las próximas elecciones a celebrar en un gran país de Europa serán (si no se adelantan las italianas) las que se celebrarán en Alemania el 24 de septiembre.
Ese día los alemanes elegirán a 630 miembros del Bundestag (su cámara de diputados), y éstos a su vez nombrarán al canciller para un período de cuatro años.
Hasta la designación de Martin Shulz a finales de enero como líder del partido socialdemócrata (SPD), la carrera de Merkel hacia la renovación de su puesto parecía cómoda. Sin embargo, a partir de ese momento las diferencias entre ambos partidos se estrecharon hasta casi desaparecer.
El promedio de encuestas elaborado por Pollytix para el último año, lo refleja claramente:
Una vez pasado el «efecto Shulz», Merkel ha recuperado la delantera, pero el camino recorrido no ha dejado las cosas como estaban en 2016. Al contrario, al igual que ocurrió en los meses previos a las elecciones en Gran Bretaña, el sistema alemán camina hacia un reforzamiento del bipartidismo. Los dos grandes partidos tienen expectativas de voto superiores en algún punto a las de hace un año. Mientras tanto, los pequeños pierden posiciones (sobre todo la ultraderecha) y se debaten entre el 5% y el 10%, aunque aguantan mejor que en Gran Bretaña. La clave de las elecciones serán dos extremos:
- Si los socialdemócratas lograrán volver a remontar. El gráfico de expectativas electorales, bromean en el SPD, se parece a una mujer delgada, cuya cabeza se está dibujando ahora mismo. Para cuando acabe de dibujarse la cabeza, a finales de septiembre, la diferencia entre la CDU de Merkel y el partido de Shulz debería quedarse en nada…
- Si alguno de los partidos pequeños queda por debajo del umbral mínimo del 5% y, por tanto, pierde todos sus escaños. Eso cambiaría totalmente el equilibrio de fuerzas y afectaría a las posibles coaliciones de gobierno. Por el momento, parece que todos están por encima, pero cualquier movimiento final podría dejar descolgado a alguno. Quién o quiénes sean esos descolgados será básico para definir la situación del Bundestag a partir del 25 de septiembre.
Bromas aparte, hoy por hoy Merkel es la gran favorita. Pero los partidos calientan ya la maquinaria electoral, así que a mediados de agosto, con el comienzo del nuevo curso, habrá mucho que decir sobre las elecciones alemanas. Aquí estaremos para hacerlo.
La proyección de Pollytix va por libre respecto a todas las encuestas: Allensbach, Emnid, Forsa, FgW, GMS, Infratest Dimap, INSA, IPSOS y YouGov.
CDU/CSU: para Pollytix sería 38,2% pero raro es cuando en 6 encuestas están entre 39%-40% y sólo en 2 por debajo: YouGov 38% e INSA 37,5%. ¿Cuánto tienen que ponderar a INSA para que les salga eso?
Linke: justo el caso contrario, para Pollytix sería 9,2% pero en todas las encuestas (8) está por debajo del 9% salvo en la de INSA que está en el 10,5%. ¿Tanto pondera INSA?
AfD y FDP: para Pollytix ambos están empatados en el 8,3%, pero según las encuestas, en 5 de ellas gana FDP por 1% o 2%, en otras 3 encuestas empatan y la AfD sólo supera al FDP, y por los pelos, por 0,5%, en INSA.
Está claro que no todas las encuestas pesan igual (por fecha, por muestra, por calidad), y que los criterios pueden ser múltiples y variados. Pero el resultado de Pollytix “apesta” un poco. La comparación entre la media aritmética y la media “manipulada” por Pollytix es:
Partido: Media aritmética / Pollytix
•UNION: 38,9% / 38,2%
•SPD: 24,1% / 24,5%
•Linke: 8,8% / 9,2%
•FDP: 8,5% / 8,3%
•AfD: 7,9% / 8,3%
•Grüne: 7,7% / 7,3%
Que Pollytix sobrevalore a SPD, Linke y AfD ¿es casualidad? Que Pollytix infravalore tanto a la Unión ¿es también casualidad?
Bien que la diferencia es pequeña, no podía ser de otro modo, pero significativa. Por ejemplo según la media aritmética para un gobierno de centroderecha haría falta que Union y FDP arrebaten 0,6% al resto de partidos del Bundestag mientras que para Pollytix sería necesario que captaran 1,5% del resto. La diferencia aquí si que es importante.
Desconozco las encuestas que ha utilizado Pollytix pero matemáticamente es imposible que salga ese promedio con los datos reales publicados.
Y por último añadir que INSA es de las encuestas que tradicionalmente menos se acercan al resultado, no tiene mucho sentido que sea tan altamente ponderada.