En un contexto político alemán marcado por debates sobre la inmigración y la relación con partidos de extrema derecha, Markus Söder, gobernador de Baviera y líder de la Unión Socialcristiana (CSU), ha reafirmado su postura de no cooperar con Alternativa para Alemania (AfD).
Söder declaró: “La Unión y yo personalmente garantizamos: no habrá absolutamente ninguna cooperación con el AfD. La AfD es el enemigo de nuestra democracia, es y sigue siendo el oponente del sistema”. Además, calificó a la AfD como “un partido en gran medida radical de derecha y anticonstitucional”, capaz de causar “enormes daños” a Alemania “con sus planes absurdos”.
Estas declaraciones se producen en medio de una controversia política en Alemania. Recientemente, el Parlamento alemán rechazó por la mínima una moción para rechazar a los solicitantes de asilo en las fronteras, una propuesta presentada por la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y la CSU, que contó con el apoyo de la AfD. Este hecho ha sido interpretado por muchos como una ruptura del “cordón sanitario” que tradicionalmente ha aislado a la extrema derecha en Alemania.
La ex canciller Angela Merkel criticó esta colaboración, calificándola de “error imperdonable” y enfatizando la importancia de mantener los principios democráticos que han definido a Alemania desde la posguerra.
La situación ha generado protestas en varias ciudades alemanas, donde miles de personas han salido a las calles para manifestarse contra el giro político hacia la derecha y la colaboración con la extrema derecha.
En este contexto, las declaraciones de Söder buscan reafirmar la posición de la CSU y la CDU de no colaborar con la AfD, a pesar de las recientes controversias y las tensiones internas dentro de los partidos conservadores alemanes.
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