A tres semanas de las elecciones legislativas en Argentina, el clima político se ha convertido en una tormenta perfecta para el presidente Javier Milei. Los escándalos de corrupción que salpican a su entorno, las tensiones dentro de la coalición gobernante y el avance del “peronismo moderado” de Axel Kicillof configuran un escenario incierto en el que la estabilidad del gobierno libertario está en juego.
Escándalos y crisis de credibilidad
El golpe más duro ha llegado con la filtración de audios que implican a Karina Milei, hermana del presidente y secretaria general de la Presidencia, en supuestas comisiones irregulares en contratos farmacéuticos gestionados por el exfuncionario Diego Spagnuolo. El caso, que apunta a una red de sobornos del 8 % sobre licitaciones públicas, ha sacudido la imagen de transparencia que Milei construyó durante su campaña de 2023.
A ello se suma la acusación contra José Luis Espert, aliado del oficialismo, por recibir fondos de empresarios vinculados al narcotráfico. Estas revelaciones han reforzado el discurso opositor sobre el “doble estándar moral” del gobierno y erosionado su base entre votantes moderados.
Un país polarizado entre el ajuste y la intervención estatal
El panorama político argentino se resume hoy en un eje binario: la continuidad del proyecto libertario de Milei o la vuelta a un Estado activo bajo el paraguas del peronismo. El gobierno defiende su programa de liberalización radical y ajuste fiscal como única vía para estabilizar la economía, mientras la oposición peronista denuncia la destrucción del tejido social y la pérdida de soberanía económica.
El gobernador bonaerense Axel Kicillof, al frente del nuevo bloque Fuerza Patria, ha emergido como el principal contrapeso al oficialismo. Su propuesta combina pragmatismo económico y defensa del gasto social, buscando captar tanto al votante kirchnerista tradicional como a sectores desencantados con Milei.
El resultado de las legislativas definirá el margen de maniobra del Ejecutivo para seguir aplicando sus reformas más controvertidas, desde la dolarización parcial hasta la privatización de empresas públicas.
Encuestas y correlación de fuerzas
El último sondeo de Management & Fit refleja un escenario polarizado pero competitivo:
Con una diferencia de apenas cinco puntos, el oficialismo mantiene la primera posición, pero su tendencia es descendente. Si el bloque peronista logra ampliar su ventaja en provincias clave como Buenos Aires y Córdoba, el gobierno podría perder el control del Senado e incluso ver amenazada su mayoría en Diputados.
Implicaciones políticas
Las elecciones del 26 de octubre se perfilan como un plebiscito sobre la gestión de Milei. La erosión de su imagen, la persistencia de la inflación y la percepción de desorden en su gabinete alimentan dudas sobre la sostenibilidad del proyecto libertario. Un avance significativo del peronismo obligaría al presidente a negociar con sus adversarios y moderar su discurso, mientras una victoria ajustada solo prolongaría la confrontación institucional.
En cualquier escenario, Argentina entra en una nueva etapa de alta volatilidad política y económica, con la gobernabilidad como interrogante central.
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