En las últimas semanas, diversos medios de comunicación han resaltado la controversia en torno a la salida de parte del oro de Argentina hacia el exterior. Este movimiento ha sido encabezado por el presidente Javier Milei como parte de una estrategia para evitar el default sin agravar la inflación, que ha sido un problema persistente en la economía argentina.
La economía del país se encuentra en una situación delicada, con un PIB en contracción y vencimientos de deuda significativos próximos. Ante la negativa de recurrir a la emisión de moneda, algo que Milei considera que incrementaría la inflación, el gobierno ha optado por usar el oro del Banco Central como colateral para obtener un préstamo internacional. Este tipo de operación, conocido como REPO (repurchase agreement), permite a Argentina refinanciar sus obligaciones de deuda sin aumentar la base monetaria, aunque implica el riesgo de perder parte de las reservas de oro si el préstamo no se paga, ya que es depositado como garantía.
Esta estrategia ha suscitado críticas, especialmente por parte de figuras como el exministro de Economía, Martín Guzmán, quien ha cuestionado la decisión de Milei de comprometer las reservas de oro. Sin embargo, otros argumentan que, dadas las circunstancias económicas actuales y la falta de acceso a los mercados financieros internacionales, esta medida podría ser la única opción viable para evitar un nuevo impago y estabilizar la economía a mediano plazo.
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