El canciller austríaco, Sebastian Kurz, ha anunciado en un mensaje televisado su dimisión.
Kurz había sido acusado en los últimos días de corrupción, tras los registros de la Fiscalía en los despachos de su partido ÖVP y el Ministerio de Finanzas, buscando pruebas que confirmen un presunto delito de soborno, corrupción y abuso de confianza.
En concreto, se le acusa de haber pagado a medios del país por elaborar y publicar encuestas para beneficiarle en las primarias de su partido y, posteriormente, hacer lo propio para intentar dar un impulso a su candidatura electoral, pagando a medios de comunicación publicidad institucional a cambio de artículos que le ‘encumbrasen’.
Le sustituiría Alexander Schallenberg, lo que permitiría mantener la coalición de ÖVP con los verdes (quienes habían amenazado con romper el Gobierno si no daba un paso a un lado, y de hecho la semana próxima se iba a someter a una cuestión de confianza).
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