Bielorrusia: Lukashenko busca su séptimo mandato en un clima de represión y autoritarismo

Hoy, 26 de enero de 2025, Bielorrusia celebra unas elecciones presidenciales que, según analistas y organismos internacionales, están destinadas a consolidar el poder de Alexander Lukashenko, quien gobierna el país con mano de hierro desde 1994. Conocido como “el último dictador de Europa”, Lukashenko se presenta como candidato independiente y busca extender su mandato por otros cinco años, en un proceso electoral marcado por la represión de la oposición, la falta de libertades y el control absoluto del aparato estatal.

El marco político: un sistema autoritario consolidado

Bielorrusia, un país de 9 millones de habitantes situado entre Rusia y la Unión Europea, ha sido gobernado por Lukashenko bajo un régimen autoritario que ha suprimido cualquier disidencia. Desde su llegada al poder en 1994, el presidente ha mantenido un férreo control sobre las instituciones, los medios de comunicación y la economía, restableciendo prácticas soviéticas y eliminando cualquier atisbo de democracia.

Las elecciones de 2020, en las que Lukashenko fue declarado vencedor con un 80% de los votos, desencadenaron masivas protestas y una brutal represión que dejó más de 65.000 detenidos y miles de heridos. Desde entonces, la oposición ha sido sistemáticamente silenciada: líderes políticos están encarcelados o en el exilio, medios independientes han sido clausurados y las cárceles albergan a más de 1.300 presos políticos, incluido el premio Nobel de la Paz Ales Bialiatski.

Los candidatos: una oposición simbólica

En estas elecciones, Lukashenko se enfrenta a cuatro candidatos, todos ellos considerados afines al régimen o con un papel meramente decorativo. La Comisión Electoral Central (CEC) rechazó las candidaturas de figuras opositoras como Yuras Hubarevich y Aliaxandar Drazdou, alegando “irregularidades en los documentos presentados”.

• Alexander Lukashenko (Independiente): El actual presidente busca su séptimo mandato con un programa centrado en la estabilidad, la seguridad y la continuidad de su gobierno. Ha destacado su papel en mantener a Bielorrusia alejada de conflictos, como la guerra en Ucrania, y ha promovido una estrecha alianza con Rusia, incluyendo el despliegue de armas nucleares tácticas en territorio bielorruso.
• Oleg Gaidukevich (Partido Liberal-Demócrata): Líder de un partido progubernamental, Gaidukevich ha elogiado a Lukashenko y ha afirmado que su candidatura no busca competir, sino apoyar al presidente. Su programa propone reformas electorales y una mayor integración con Rusia.
• Sergei Syrankov (Partido Comunista): El candidato más joven, con 41 años, ha centrado su campaña en la justicia social y la lucha contra el imperialismo. Syrankov ha declarado que no compite contra Lukashenko, sino que busca trabajar junto a él.
• Anna Kanopatskaya (Independiente): Exdiputada y única mujer en la contienda, Kanopatskaya promueve reformas políticas, como la transición a una república parlamentaria, y aboga por la liberación de presos políticos. Sin embargo, ha evitado criticar abiertamente a Lukashenko.
• Alexander Khizhnyak (Partido Republicano del Trabajo y la Justicia): Este candidato ha centrado su programa en el desarrollo económico y la estabilidad laboral, aunque también ha expresado su lealtad al presidente.

La represión y el clima de miedo

El régimen de Lukashenko ha intensificado la represión en los meses previos a las elecciones. Según el Centro de Derechos Humanos Viasna, más de 100 personas fueron detenidas en redadas contra familiares y amigos de presos políticos, y se han llevado a cabo simulacros policiales para disuadir cualquier intento de protesta.

Además, el gobierno ha eliminado medidas de transparencia electoral, como las cortinas en las urnas y la prohibición de fotografiar las papeletas, prácticas que en 2020 permitieron a la oposición documentar irregularidades.

La respuesta internacional: condena y sanciones

La Unión Europea y Estados Unidos han calificado estas elecciones como una “farsa” y han advertido que no reconocerán los resultados. El Parlamento Europeo ha instado a los Estados miembros a rechazar la legitimidad de Lukashenko, destacando que el proceso electoral carece de libertad y transparencia.

La UE ha destinado 170 millones de euros para apoyar a la sociedad civil bielorrusa y a los medios independientes en el exilio, mientras que Estados Unidos ha condenado la censura y la falta de libertades en el país.

Un futuro incierto

Las elecciones de hoy en Bielorrusia no son más que un ritual para legitimar el poder de Lukashenko en un sistema que ha eliminado cualquier posibilidad de competencia real. Con la oposición silenciada y un clima de miedo generalizado, el futuro del país parece atado a la voluntad de un hombre que ha gobernado durante tres décadas. Mientras tanto, la comunidad internacional sigue de cerca los acontecimientos, consciente de que el autoritarismo en Bielorrusia no solo afecta a sus ciudadanos, sino que también tiene implicaciones para la estabilidad de toda Europa.