Cómo los dispositivos inteligentes del hogar impactan en el consumo energético en España

En los años 90, muchos expertos consideraban que el Internet se volvería una moda pasajera. Películas como «Terminator» incluso condenaban a esta tecnología como algo negativo que podría arruinar el mundo; nada está más lejos de la realidad en estos tiempos modernos donde todo es posible gracias a este recurso vital.

Por supuesto, hoy en día hablar de Internet no solo hace referencia a ingresar a navegadores y buscar vídeos, imágenes o información general; se trata de mantener comunicación, realizar trabajos y, en el caso de muchos hogares españoles, controlar todo lo que ocurre.

No obstante, ¿el uso de dispositivos inteligentes conectados a Internet en el hogar tiene algún tipo de consecuencia a nivel económico o de consumo? La respuesta se detallará a lo largo de este artículo.

Casas inteligentes: ¿qué son y qué seguridad ofrecen?

Una casa inteligente como se le llama hoy en día son esas viviendas cuyos dispositivos cuentan con acceso a Internet y que pueden ser operados de forma remota, principalmente con ayuda del móvil. Los televisores y su capacidad de reproducir cualquier servicio de suscripción desde el control, los refrigerados y la habilidad de determinar qué alimentos contienen, y las calefacciones capaces de detectar un cambio de temperatura en el hogar son solo algunos ejemplos de ello.

Ahora bien, contar con esa conexión inteligente también ofrece puntos a favor de la seguridad. En este blog de CyberGhost VPN se explica que los hogares inteligentes son menos propensos a ser víctimas de crímenes, ya que con tan solo un par de botones es posible ver las cámaras de seguridad de la casa, así como alertar al usuario de alguna situación irregular alrededor de esta.

No todo es color de rosa: riesgos de ciberseguridad

Si bien los hogares inteligentes traen consigo importantes beneficios, es importante entender que, como todo sistema que funciona a través del Internet, este tiene algunos importantes riesgos que se deben tener en cuenta, como por ejemplo:

• Muchos asistentes personales como Alexa recopilan datos con respecto a lo que uno menciona en su presencia. Para quienes se preguntan cómo Amazon, Google o similares saben qué clase de cosas les interesan por medio de anuncios, pues aquí está la respuesta.
• Aunque los dispositivos son «inteligentes» por así decirlo, muchos dependen de la interacción humana para operar debidamente, como es el caso del uso de contraseñas para acceder a cámaras de seguridad.
• El control maestro de una casa «domótica» es el móvil; si este falla o si este es expuesto a fallas de ciberseguridad, entonces la información que almacenan tanto el celular como los dispositivos del hogar puede ser usada en contra del usuario.

¿Y qué hay del ahorro energético?

El mismo blog mencionado arriba también menciona que las casas inteligentes ofrecen un ahorro energético muy superior al de las casas tradicionales.

Para empezar, las bombillas y otras fuentes de luz en el hogar se ajustan según la iluminación de esta con el fin de prevenir un malgasto de energía, situación que también se refleja en los termostatos y el uso de electrodomésticos en general. Según un informe de la Asociación Española de Domótica, es posible lograr un ahorro energético de aproximadamente un 30 %, algo que naturalmente afectará notablemente a la factura mensual de electricidad.

Por supuesto, esto también es posible por medio de la intervención humana, ya que usar, por ejemplo, bombillas LED en el hogar también tendrá un impacto importante en el consumo energético de la casa.

Un uso inteligente de una casa inteligente

Como se puede apreciar, tener una casa inteligente trae consigo un gran punto a favor del ahorro energético. Del mismo, también puede incluir un riesgo de ciberseguridad que, con el debido manejo y conocimiento puede fácilmente convertirse en un problema de segundo plano que cualquier usuario puede manejar.