El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, ha sido detenido este miércoles por cargos de insurrección tras declarar la ley marcial en diciembre.
La detención se produjo en su residencia oficial en Seúl, donde Yoon se encontraba desde su destitución por la Asamblea Nacional el 14 de diciembre. Tras su arresto, fue trasladado a la Oficina de Investigación de la Corrupción para Funcionarios de Alto Rango (CIO), donde se negó a testificar, calificando la investigación de “ilegal”.
En un vídeo publicado después de su arresto, Yoon afirmó que decidió comparecer para evitar un “derramamiento de sangre desagradable”, defendiendo que la declaración de la ley marcial fue un “acto de gobierno” destinado a advertir al principal partido opositor sobre un supuesto abuso de poder legislativo.
La operación de arresto contó con la participación de unos 3.000 efectivos policiales para asegurar el acceso al complejo presidencial, que estaba rodeado por simpatizantes y detractores de Yoon. A diferencia de un intento fallido anterior el 3 de enero, en esta ocasión el Servicio de Seguridad Presidencial no ofreció resistencia activa.
Yoon Suk-yeol se convierte así en el primer presidente surcoreano en ser detenido mientras estaba en el cargo, aunque suspendido de sus funciones. El Tribunal Constitucional está evaluando la legalidad de su destitución y debe decidir si confirma su cese definitivo.
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