La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, aprovechó un foro de CNN en Pensilvania para dirigirse a los votantes indecisos en un momento crucial de la campaña electoral. En este evento, Harris no solo arremetió contra su rival republicano, Donald Trump, calificándolo de fascista, sino que también presentó su visión de un futuro gobierno diferente al actual de Joe Biden.
Harris acusa a Trump de fascismo
En un momento destacado del foro, Harris afirmó que ‘Donald Trump es un fascista’, respaldando su declaración con testimonios de altos mandos militares que sirvieron bajo la administración del expresidente, como el general Mark Milley y John Kelly. La vicepresidenta argumentó que estos líderes militares, que han criticado duramente a Trump, son fuentes confiables para definir su carácter y comportamiento.
Harris utilizó este ataque para intentar atraer a votantes moderados y republicanos indecisos, presentando a Trump como una amenaza a la democracia estadounidense más que como un rival político. También destacó que más de 400 miembros de anteriores administraciones republicanas han apoyado su campaña, incluyendo a figuras prominentes como Liz Cheney y Dick Cheney.
Distanciamiento de Joe Biden
En un esfuerzo por diferenciarse del actual presidente, Harris subrayó que su administración no sería una simple continuación de la de Biden. “Represento una nueva generación de liderazgo”, afirmó, marcando su intención de llevar a cabo políticas renovadas en áreas como la atención médica y el liderazgo general del país.
Este intento de distanciamiento es relevante, ya que Harris ha sido criticada por su falta de claridad respecto a cómo se diferenciaría de Biden. A pesar de su papel clave como vicepresidenta, Harris reconoció que hay más por hacer y que su gobierno traería “nuevos enfoques” a la política.
Seguridad fronteriza y migración: un tema complicado
Otro de los puntos clave del foro fue la política migratoria. Harris fue cuestionada por el aumento en los cruces fronterizos ilegales durante la administración de Biden. En su defensa, explicó que las órdenes ejecutivas no son una solución definitiva, y reiteró la necesidad de un acuerdo bipartidista para fortalecer la seguridad fronteriza de manera duradera.
A pesar de las críticas, Harris reafirmó su compromiso de fortalecer la frontera y rechazó las acusaciones de ser blanda en este ámbito. Además, recordó el fracaso de Trump en su promesa de construir un muro fronterizo.
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