El 20 de diciembre se celebran Elecciones Generales. Vamos a contaros el mecanismo por el que se designa a los diputados del Congreso. Elegiremos 350 diputados y la circunscripción electoral es la provincia.
Lo primero, por lo tanto, es repartir los 350 diputados entre las distintas provincias. ¿Cómo se hace? ¿Cuántos corresponden a cada una? Lo lógico sería repartirlos proporcionalmente a su población. Pues no. Antes de adjudicar los escaños según la población, se apartan dos diputados “de regalo” para cada provincia, más uno para Ceuta y otro para Melilla. Esto nos da 102 diputados, repartidos entre las provincias a partes iguales. De esta forma, quedan pendientes de adjudicar 248 diputados que sí se reparten equitativamente según la población. Una vez hecho esto, Madrid, por ejemplo, obtiene 36 diputados (2 fijos más 34 por su población), y Soria 2 (2 fijos y ninguno por su población).
La consecuencia de este procedimiento es que las provincias menos pobladas salen beneficiadas, mientras las mayores quedan infrarrepresentadas. Esto perjudica a la proporcionalidad de nuestro sistema electoral: ya de entrada, el porcentaje de votos a nivel nacional no puede coincidir con el porcentaje de escaños, porque las provincias están descompensadas: Soria, Teruel o Guadalajara, tienen más peso del que les correspondería, mientras Madrid, Barcelona o Málaga tienen menos. Hay una diferencia muy clara entre el número de diputados que debería tener cada provincia si atendiéramos a su población, y el que realmente tiene:
Esta distorsión no tiene nada que ver con la regla d’Hondt. Tiene que ver con que le regalaríamos dos diputados a cada provincia aunque no viviera ni una sola persona en alguna de ellas.
Una vez asignado el número de diputados, los partidos presentan sus listas. En Barcelona, una lista con 31 nombres. En Teruel, una con 3. Son listas cerradas, es decir, el elector las vota en bloque y no puede tachar ni primar a nadie, ni mucho menos elegir candidatos de dos listas diferentes. Se vota a una lista de un partido y nada más. Una vez emitidos esos votos, se recuentan y los diputados son repartidos proporcionalmente entre todos los partidos que superen el 3% de votos válidos en esa circunscripción.
¿Aquí hay un error! ¿Qué es eso de que se reparten “proporcionalmente”? Estamos acostumbrados a leer en la prensa que en España se aplica la llamada ley d’Hondt. Y todo el mundo piensa que esa es una ley muy poco proporcional. ¿No es así?
Para aclararnos veamos cómo funciona. No os asustéis, no es difícil. Imaginad una provincia española pequeña que elige tres diputados, donde logran un resultado significativo cuatro partidos (dos grandes y dos medianos). Digamos UCD, PCE, AP Y CDS:
Según la ley D’Hondt, al primero de la lista de cada partido se le asignan todos los votos que se hayan depositado a favor del partido. Al segundo, la mitad. Al tercero, un tercio. Y así sucesivamente, tantas veces como diputados tenga la provincia. Es fácil:
A continuación, lo único que hay que hacer es nombrar como diputados a los tres que consigan más votos:
Es decir, UCD se lleva dos, y el PCE uno. Ni AP ni el CDS consiguen nada. Esto parece injusto, porque entre AP y el CDS suman el 20% de los votos. Y aquí es donde casi todo el mundo le echa la culpa a la Ley D’Hondt. Pero no es así. Hay muchas otras formas de intentar un reparto proporcional. Veamos qué ocurriría por ejemplo, si, en vez de aplicar la Ley D’Hondt, repartiéramos los diputados directamente según los porcentajes de voto obtenidos:
Sorpresa. Los dos partidos pequeños se quedarían sin representación, exactamente igual que con la ley d’Hondt. No hay diferencias.
Algo parecido ocurrirá en casi todas las provincias, incluyendo las más grandes: aplicando reglas de proporcionalidad como la anterior, podríamos conseguir que bailasen tres, cuatro, cinco o seis diputados del Congreso. No más. El resto seguiría igual. Así que el problema fundamental no es la norma d’Hondt. El problema es que tenemos demasiadas provincias con pocos diputados en cada una. Si quisiéramos conseguir una buena proporcionalidad habría que diseñar circunscripciones con diez diputados o más. Por debajo, no hay forma de lograrlo. Ni con d’Hondt ni sin d’Hondt.
En el caso del Congreso español, podemos resumir los efectos sobre la proporcionalidad votos-escaños, de la siguiente manera:
Si comparamos esta tabla desglosada por provincias con la anterior, se puede comprobar que las dos tienen efectos parecidos: las provincias que están sobrerrepresentadas en nuestro sistema (las llamadas “pequeñas”) son también las menos proporcionales. La mitad de los diputados se eligen en circunscripciones donde los electores saben que solo obtendrán escaño los partidos muy grandes. Y eso hace que el voto se concentre aún más en esos partidos. De esta forma, en estos lugares los partidos más fuertes salen beneficiados por varias razones:
- Porque las propias circunscripciones están sobrerrepresentadas,
- Porque dentro de ellas estos partidos obtienen siempre más porcentaje de escaños que de votos,
- Y porque los electores concentran incluso más votos a su favor, para evitar “tirarlos a la basura” votando a partidos pequeños que no tienen posibilidades de conseguir "su" diputado. Es el llamado "voto útil".
Son tres efectos que conspiran contra la proporcionalidad del sistema, y que resultan acumulativos. El resultado final, en las elecciones generales de 2011, fue este:
Los verdaderos agraciados por el sistema son los partidos grandes de nivel nacional (más del 20% de votos), mientras que los dañados son los partidos pequeños que se presenten en toda España (menos del 10% de votos). Salen ganando también quienes tienen más peso en las provincias despobladas.
En cuanto a los partidos autonómicos, sus resultados son mucho más proporcionados. En general, el sistema les favorece si son primeros partidos en sus provincias, y les perjudica si son más terceros o cuartos. Pero, en todo caso, las desviaciones que presentan son minúsculas en comparación con las de los partidos nacionales, que es donde reside realmente el problema. A pesar de lo que se suele decir, el sistema electoral español no prima a los partidos nacionalistas.
Por último, nuestra ley fija un umbral mínimo del 3% para que una lista pueda ser tenida en cuenta en el reparto de escaños en una provincia. Este es un límite más bien decorativo: en Huesca haría falta alrededor de un 20% de votos para aspirar a algo. En Zaragoza, alrededor de un 10%. En Valencia, un 5 o 6%. Solo en Madrid y Barcelona un partido con menos de un 3% de los votos puede perder algún diputado por culpa de este umbral. Aparte de Durán i Lleida (y, si le van mal las cosas, de Alberto Garzón) nadie más estará preocupada por ese 3% el día 20 de diciembre.
Por ese 3%, no.
No tiene toda la culpa pero parte de ella si. Solo con cambiar Hondt por Sainte-Laguë, Hare o Droop habría una mejora notable de la proporcionalidad.
Por cierto, la tabla de beneficiados/perjudicados deberíais expresarlo en porcentaje, no en datos totales. GBAI es el partido sobrerrepresentado por autonomasia, con un 71%, seguido por Amaiur con 46% y el PP con un 19%. Y este 19% parece poco comparado con lo de GBAI pero sigue siendo muchísimo, que sobrepase el 10% ya es una salvajada para un sistema que se autodenomina proporcional.
No creo que el problema de nuestro sistema electoral sea la falta de proporcionalidad.
De hecho, es más proporcional que el británico, el francés o el italiano. El alemán es más proporcional, pero a cambio impone una barrera de entrada del 5%.
El sistema electoral que tenemos es una tomadura de pelo. No puede ser que por tener los votos "mal repartidos" por España en vez de concentrados en varias circunscripciones se salga perjudicado. Los votos deben valer igual se vote en la ciudad que se vote.
Esto lo lee un estudiante de Ciencia Política que tiene mañana un examen sobre el sistema electoral español y saca un diez! Grandísimo trabajo! Muy didáctico. Quién ha participado de la redacción?
El nombre de regla de D'Hondt es superfluo y crea confusión e induce a creer que es algo arbitrario. Debía llamarse "regla de la lógica matemática" o "lógica matemática" a secas. D´Hondt hizo lo que haría cualquier otro maestro de primaria.
Supongamos que 65 electores deben elegir DOS representantes en una circunscripción. Supongamos a continuación que 44 votan al partido A y 21 al partido B. La proporción es prácticamente 2 a 1 y eso saldría si hubiese 3 escaños, ...pero hay 2.
Entonces los 44 votantes de A deciden dar 22 votos a uno de sus candidatos y 22 al otro. Aunque los de B den todos sus votos a un solo candidato, éste obtiene 21 y queda tercero y sin escaño: A obtiene 2 representantes y B ninguno.
Supongamos ahora que el resultado sea 43 votos para el partido A y 22 para el B. Todos los votantes de B deciden dar su voto a su primer candidato y de cualquier forma que repartan sus votos los de A, no pueden obtener más que un solo escaño. Ahora A y B obtienen un representante cada uno. Es decir: A consigue los 2 escaños (repartiendo sus votos) si la mitad de sus votos es mayor que la totalidad de los votos de B, y sólo consigue 1 si la mitad de sus votos es menor que los votos de B, como es lógico. De ahí viene lo de dividir por 2, por 3, por 4, etc. Con más escaños y partidos: si la cuarta parte de los votos de A es mayor que la tercera de los de B y que la mitad de los de C, A puede repartir sus votos de forma que obtiene 4 escaños antes de que B consiga 3 ó C logre 2.
Con las mismas circunscripciones, si usas le cociente Hare cambian muchos más que 6 diputados, 25 en 2011 y 14 en 2008.
PP 165 (-21)
PSOE 107 (-3)
IU 21 (+11)
CIU 16
UPyD 11 (+6)
AMAIUR 6 (-1)
PNV 6 (+1)
ERC 5 (+1)
BNG 4 (+2)
EQUO 2 (+2)
CC-NC 3 (+1)
COMPROMIS 1
FAC 1
PxC 1 (+1)
PRC 1 (+1)
G-BAI 1
Enhorabuena por la redacción y la presentación: claro y didáctico.
Ojalá que todos los miembros de este foro asimilemos de una vez estas cuestiones. A veces con la discusión política (sana y necesaria) perdemos de vista la estadística y la geografía de las circunscripciones, básicas en un foro de estas características.
Solo un apunte: creo que la grafía correcta es d'Hondt, y no d'Hont
Respecto al tamaño de las circunscripciones, hay que recordar que si cambiamos provincias por comunidades, en España seguiría habiendo grandes diferencias de población. Hay más diferencia actualmente entre Madrid y Soria (provincias más y menos pobladas) que entre Andalucía y La Rioja (comunidades más y menos pobladas), pero aun así con circunscripciones autonómicas no sería todo perfecto, ya que La Rioja, Navarra, Cantabria y quizás Asturias tendrían en escaños más de los que proporcionalmente les corresponderían debido a la diferencia de población de estas comunidades con Andalucía, Madrid o Cataluña.
Esto es una gran burrada.
Podemos poner el ejemplo de 1982, con una circunscripcion unica el psoe tendria mas de 200 escaños
LO que dices es correcto, pero hay que mencionar el efecto aplaste de la ley d'hondt.
Tu estas comparando un reparto proporcional con un reparto d'hondt limitado(es decir que no hay efecto aplaste)
Si ponemos el ejemplo de Vigo, presidencia de la FEMP
QUe paso en Vigo entraron 3 partidos y el psoe se gano 2,5 escaños por la cara, con respecto a un reparto proporcional
Con la ley de'hondt normal el reparto fue psoe 17 pp 7 marea 3
Con una ley d'hondt limitada psoe 15 pp 6 marea 3 bng 2 c's 1
Porque si lo justo es que el psoe estea entre 14 y 15 escaños consiga 17. 2 mas de bonificacion. Ese es el problema real de la ley d'hondt que se da en circunscripciones unicas con gran reparto de escaños.
Si tras el 20D ya va a ser dificil formar una mayoría parlamentaria... imaginaos con un sistema proporcional puro.
No es de extrañar que ninguno de los grandes países europeos tenga un sistema puramente proporcional. Bueno, Alemania si lo tiene, pero para hacerlo viable tienen una barrera de entrada del 5%.
Yo especificaría más lo del 3%. Es cierto que sólo en Madrid y Barcelona hay un cierto efecto. Pero concretamente sería el siguiente: En Madrid un partido será perjudicado por ese umbral si saca entre el 1.39% y 2.99%, mientras que en Barcelona lo hará en tanto se quede en la orquilla 1.61%-2.99%. Las cotas inferiores equivalen a 0.5 diputados más un voto, de modo que redondeando a números enteros sería justo hablar de que les corresondiera un diputado.
Salud.
Muy bien explicado nuestro particular timo de la estampita.
Muy buena explicación, felicidades chicos.