Hoy 17 de agosto se celebra el Día de Galiza Mártir, que homenajea a tantos y tantos asesinados gallegos por la barbarie fascista. Fue instituido por la Irmandade Galega en Buenos Aires y la Xunta de Galicia se ha negado repetidamente a considerarlo festividad cívica oficial. Se toma como referencia el 17 de agosto en recuerdo del paseo en A Caeira de Alexandre Bóveda, el cerebro económico del Partido Galeguista y gran colaborador de Castelao. Este, en su cuadro más significativo (A derradeira leición do mestre), puso la cara de su amigo al maestro asesinado por los alzados fascistas.
Aquí una canción homenaje a esta figura fundamental del despertar político de Galicia.
Hija y nieto de Alexandre Bóveda ante el monumento dedicado a su padre en el lugar de su asesinato.
Una de las figuras más importantes y más olvidadas de la historia del galeguismo. No olvidada por la sociedad política, puesto que existen numerosas calles y monumentos por toda Galicia, así como asociaciones que llevan su nombre.
Pero sí por el pueblo llano, al quedar más en el olvido de la gente no politizada por no haber sido un literato como otras grandes figuras como Castelao o Ramón Cabanillas.
Hoy habría complido cien años Isaac Díaz Pardo. Cuando tenía quince años, su padre, Camilo Díaz Baliño, fue asesinado por la barbarie fascista en Palas de Rei tras decirle que lo iban a liberar.
Isaac Díaz Pardo, en colaboración con Luís Seoane, levantó el imperio industrial-cultural formado por Sargadelos, el Laboratorio de Formas, Ediciós do Castro, o el Instituto Galego de Información, que tenía como uno de sus objetivos principales la creación de un medio público en gallego. Ediciós do Castro realizó un trabajo ingente en recuperación de la memoria histórica y Sargadelos se convirtió en una imagen de Galicia. Entre Sargadelos y el Laboratorio de Formas trabajaron mano a mano artistas y artesanos/industriales. Todo ello se hizo como un gran proyecto nacional.
Cuando décadas después, ya en presente siglo, arreció la crisis y la Xunta -como era de esperar en ella- miró hacia otro lado y dejó morir este enorme proyecto de país, permitiendo que gentes con simple vocación crematística se hiciesen con él y lo despojasen de su esencia.
Isaac Díaz Pardo convirtió la cerámica azul cobalto en un símbolo nacional.