A mí lo de ese señor que fuera Presidente de la II Republica me importa poco, lo preocupante es cosas como esta: https://www.abc.es/economia/abci-gobierno-empeora-desplome-este--112-por-ciento-este-y-cree-paro-superara-17-por-ciento-202010061439_noticia.html
En los 100 años antes de la muerte de Franco (20 de noviembre de 1975) solo han habido 5 años de democracia en España, los de la II República, que fue de las más avanzadas de su tiempo.
En una democracía liberal y avanzada del siglo XXI solo se deberían conmemorar las democracias y no los regímenes anacrónicos, por ello los líderes de la 2ª República merecen ese homenaje.
Y mientras hablamos de si Azaña era bueno, malo o mediopensionista no hablamos de la ruina y la ineptitud de la izquierda.
Pero bueno, si la gente tiene que pasar hambre para dejar de votar a la izquierda, pues que pase hambre. a ver si se alimentan con las performances del trilero.
Pues bien, vale, seguro que es lo que más ilusión haría a Azaña, que le hagan un homenaje pero sigamos sin ser una república.
La II República fue un período de la historia legalmente reconocido y por tanto no veo donde está la discusión.
Tengo que reconocer el valor del PP, quizá ahora se conviertan en una derecha progresista al estilo europeo y se desmarquen y aíslen a la extrema derecha de V ? X
Y mientras todos los partidos del Congreso hacen este homenaje a un símbolo de la democracia española, (hasta el PP, que vaya tela), la ultraderecha de Vox se dedica a pedir homenajes a Franco por la Legión y su ejército colonial en África. A ver cuándo se animan también a pedir homenajes a fascistas que tanto admiran como Gil Robles ("la democracia no es para nosotros un fin, sino un medio para ir a la conquista de un Estado nuevo. Llegado el momento el Parlamento o se somete o le hacemos desaparecer") y Calvo Sotelo ("a este Estado le llaman muchos Estado fascista; pues si ese es el Estado fascista, yo, que participo de la idea de ese Estado, yo, que creo en él, me declaro fascista") y se acaban de retratar del todo.
Si bien es cierto que Azaña simpatizó con el catalanismo al comienzo de la 2ª República, al final acabó de ellos hasta las pelotas y, con Negrín, entre Franco y los separatistas, se quedaba con Franco.
Y en cuanto a Largo Caballero y Prieto, en fin, algunos deberían estudiar un poco más de Historia y dejar las hagiografías y los panfletos progres para los hooligans lobotomizados.
Dicho esto, el homenaje a cualquier personaje no debería servir para camuflar la verdad e inventarse al personaje que nos gustaría, cosa a lo que los socialistas son muy aficionados.
Creo que es un error ese homenaje. Y de la misma forma me parecería un error homenajear a Gil Robles o Calvo Sotelo, como quieren algunos.
Azaña tuvo una época interesante (se podrá estar de acuerdo con lo que defendía en mayor o menos medida, yo a lo mejor lo comparto en un 70%), defendiendo un programa de reformas sociales hasta 1936, en agricultura, educación, divorcio... con un par de graves errores debidos a su anticlericalismo (como quedarse cruzado de brazos en la quema de iglesias de mayo del 31). Pero luego pìenso que se equivocó al seguir al frente de la República durante la guerra, cuando esta ya había dejado de ser democrática.
Y ese es el problema, que siguió al frente de un gobierno que de democrático no tenía ya nada (época de la guerra), con todos los asesinatos que hubo, con el poder de facto ejercido por los comités en cada pueblo y barrio y con un proceso revolucionario de tendencia colectivista que ya poco tenía que ver con la República del 31.
Por eso polariza a los españoles. Un cargo tan importante durante la guerra civil no puede generar consenso.
Los rojelios son la pera, que se empieza a hablar de las tropelias de Largo y prieto pues nos sacamos un homenaje de Azaña para blanquear a los otros.
Si Azaña fuera un político actual sería de los naranjitos y los rojos del foro le pondrían a caldo.
A mi en cambio me gustaría que se empezaran a nombrar más calles a los políticos más destacados de los 70, 80 y 90 (incluyo alcaldes), como se ha hecho tradicionalmente en nuestra España con los políticos de su tiempo cuando fallecían (o incluso antes en muchos casos).