La ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, ha propuesto lo que llama un Pacto de Estado para la conciliación y racionalización de horarios. Entre otras cosas quiere que "la jornada laboral en España, con carácter general, acabe a las 18.00 horas".
Además trabajará para implantar una fórmula de capitalización individual para cada trabajador, que recuerda a la "mochila austríaca" propuesta por Ciudadanos, y ha anunciado la puesta en marcha de una "tarjeta social" personalizada que detalle las prestaciones públicas a las que puede acceder cada persona.
Se primará también la puesta en marcha de teletrabajo y la posibilidad de disponer de una "bolsa de horas" para que los trabajadores puedan utilizarlas en sus asuntos propios, como ya ocurre en algunos sectores y la función pública. Se propone también un aumento de las semanas concedidas en el permiso de paternidad, para acercarlo o equipararlo al de maternidad.
Esta batería de medidas se pretenden implantar mediante acuerdo con los demás grupos, para que el desajuste que existe con los horarios de otros países disminuya, y se facilite así la conciliación de la vida laboral y personal.
En último término, se abre incluso la posibilidad de cambiar el huso horario, es decir, retrasar con carácter general nuestro reloj en una hora, para adecuarlo a la realidad solar y que el mediodía vuelva a estar cercano a las 12:00, y no a las 14:00 como, de hecho, sucede actualmente en muchos lugares de España.
Las propuestas de regularización horaria son habituales en nuestro país, y hasta ahora se han saldado con rotundos fracasos, porque chocan con costumbres arraigadas, en especial con el dilatado período dedicado en nuestro país a la pausa para el almuerzo, la conocida tendencia laboral consistente en "calentar silla", la extensión de la realización de horas extraordinarias irregulares no remuneradas, y la prolongación por las tardes de las horas de sol, sobre todo en el verano, muy apreciada por los españoles.
El debate, no obstante, está ahí, y veremos si en esta ocasión se consigue avanzar. Un ejemplo de intentos interesantes es la propuesta que, con un nivel de detalle mayor, se ha formulado hace tiempo en Catalunya:
Pues con el cambio de huso horario los hoteleros y buena parte de la sociedad de las Baleares se van a poner en pie de guerra. Aquí el Parlament de les Illes Balears aprobó por unanimidad una proposición en el sentido justamente contrario: que las islas conservasen todo el año el actual horario de verano, es decir pasar a hora GMT+2 también en invierno. El argumento es que para la economía insular, basada en el turismo, resulta mucho más ventajoso un atardecer tardío, que un amanecer temprano, puesto que los turistas (y también la población autóctona) tiende más a estar activa, ir a la playa o consumir por la tarde que por la mañana. Por otra parte hay que tener en cuenta que somos el territorio más oriental del (todavía) reino, aunque no del huso GMT+1 ni mucho menos.
¿Hay alguien aquí que esté a favor de la mochila austriaca fuera de situaciones muy concretas (tipo empresas con problemas económicos)? Porque la mochila austriaca lo que supone en la práctica es que un empresario puede pagar una miseria a sus trabajadores, y el gobierno paga (con el dinero de todos) a ese trabajador para que cobre un sueldo digno, pero el empresario se lava las manos y se lucra a su (nuestra) costa.
Por cierto, ¿qué hace una entrada así en un sitio como éste?
También dijeron de pasar festivos que caían entre semana a los lunes o viernes. 5 años hace de aquello.
Pero oye, a ver si se atreven de verdad.
Lo que no me gusta nada es lo de la mochila austriaca. A ver si eso de que todo vaya en el mismo paquete es para meternos esto doblado.