Por cierto que dice Vox de este caso?
A si inmigrantes okupas, y narcotraficantes carcel y plomo.
Sera que estamos ante un nuevo caso "Borbon Juan Carlos", del supuesto partido nº1 contra la corrupción de mamandurrio Abascal y los suyos.
O alomejor es que mas de uno "no corrupto" en Vox, se caga en los pantalones como al PP le de por tirar toda la mierda que sabe de el, que para algo los de Vox estaban en el PP, y los tenian entretenidos chupando teta.
Casado,calienta que te toca salir........ :wpds_lol: :wpds_lol: :wpds_lol: :wpds_lol: :wpds_lol: :wpds_lol:
Toda mi solidaridad para M. Rajoy, sea quien sea ?
Menudos pardillos los políticos del PP, jaja, vuestro giro a la moderación echando a Cayetana está siendo todo un éxito.
y ahora tenemos ésto, el PP ya tiene su estraperlo, que recuerden que fue un caso de corrupción menor del partido radical que hizo que se desplomara en las elecciones de 1936
¿Quién estaba detrás del estraperlo? Azaña y Prieto
¿Quién está detrás de este caso de corrupción menor ahora? Los herederos de Azaña y Prieto, ahora en el gobierno.
El PP responde a Cayetana Álvarez de Toledo: «El martes pudo ir al Pleno y no apareció»Críticas internas a la exportavoz por cargar contra el partido desde Youtube: «Se está convirtiendo en una caricatura de sí misma»
https://www.abc.es/espana/abci-pp-responde-cayetana-alvarez-toledo-martes-pudo-pleno-y-no-aparecio-202009091248_noticia.html
De los seis presidentes del Gobierno que hemos tenido desde la promulgación de la Constitución española, tres nos han salido corruptos, o sea la mitad, esos son Felipe González, Jose María Aznar y Mariano Rajoy, uno del PSOE y dos del PP.
A ver cómo será el séptimo y actual presidente que es Pedro Sánchez, pero prácticamente sería lanzar una moneda para ver si el nuevo presidente del Gobierno saldrá corrupto o no.
Eso sí, en cierto modo me preocupa que todo esto beneficie al PP. Hay un efecto del cual creo que ahora se beneficia VOX que he bautizado como "efecto GH (Gran Hermano)", que es el posicionamiento a favor a un partido que constantemente está siendo atacado.
Esperaré ansioso los dos próximos electopaneles para ver si hay algún cambio relevante en la derecha.
Sigamos en febrero de 1936, tras la caída del partido radical ya todo se fue a pique:
- La izquierda se movilizó y ocupó los gobiernos civiles y robó las actas con los resultados electorales. Los resultados de las elecciones de Febrero de 1936 NUNCA fueron publicados.
- Más adelante, de forma arbitraria, se les arrebataron diputados a la derecha mediante "revisiones" de actas.
- Se constituyeron tribunales "populares" lo que significó el fin del estado de derecho.
- Se destituyó ilegalmente a Alcalá Zamora.
- Los tiroteos y los asesinatos en las calles eran constantes. El gobierno del frente popular se negó a restablecer el orden.
- Cuando gente como Gil Robles y Calvo Sotelo pedían que el gobierno restableciese el orden, pues el gobierno de Casares Quiroga no solo no restableció el orden sino que incluso el mismo Casares amenazó en cortes a Calvo Sotelo para posteriormente asesinarlo. Su asesinato fue el detonante que provocó la guerra civil.
Para terminar, como hemos visto, la legalidad de la segunda república fue totalmente violada por él mismo Frente Popular.
Comunicado de Pablo Casado: En agradecimiento al gobierno del PSOE y Podemos , a España, al sentido de estado que siempre nos ha caracterizado, donde siempre hemos tendido puentes, votaremos en contra de la moción de censura de VOX contra el gobierno de Sanchez e Iglesias
Estoy viendo los medios pro PP.. Y están sacando en portada las corrupciones del partido, del PP, de Rajoy, de Aznar..
No quisiera ser del PP ahora mismo.
Ahora mismo Genova debe ser una batalla campal
La izquierda no ganó la guerra patria, pero tampoco ganó las elecciones del 36 (al menos limpiamente).
La izquierda de este país, fue es y será siempre el cáncer de España. Por eso tenemos que arrinconarla, para evitar un nuevo pucherazo cuando estén a punto de perder el poder. Hay que hacer igual que en Polonia, Austria, Suiza o Hungría.
Solo así lograremos una España próspera y puntera. Hacer España grande otra vez.
El 23 de agosto de 1939 los ministros de Asuntos Exteriores de Alemania y la Unión Soviética firmaron en Moscú un pacto para el reparto de la Europa del Este entre ambas naciones que, en el eufemístico lenguaje diplomático, se denominó "Tratado de No Agresión Germano-Soviético". El acuerdo, condenaba en primera instancia a Polonia, nación que debía desaparecer, y devolvía las fronteras orientales del continente al estado en que se encontraban antes de la I Guerra Mundial. Pero Polonia no era el único plato del festín: las porciones de Bielorrusia y Ucrania que habían quedado dentro de aquélla tras la paz de Versalles, Moldavia –que formaba parte de Rumania– y las jóvenes repúblicas bálticas –que habían accedido a la independencia tras una breve guerra contra el primer Gobierno bolchevique de Lenin– serían anexionadas a la URSS, sin que nada ni nadie pudiese impedirlo.
Mientras el mundo contemplaba absorto el resuelto avance del ejército alemán en Polonia y, sobre todo, en Francia, otra guerra, ignorada pero mucho más despiadada, empezaba al otro lado del río Memel, en los lejanos confines del Báltico oriental. El Ejército Rojo ocupó sin miramientos lo que los protocolos secretos del pacto con los nazis declaraban soviético. A excepción de Finlandia, que luchó y logró sobrevivir, una amplísima franja de terreno que iba de las costas de Estonia a las del Mar Negro fue absorbida por el gigante comunista.
Las autoridades de Estonia, con la esperanza puesta en que una rendición a tiempo ahorrara muerte y destrucción, ordenaron a los ciudadanos deponer las armas y franquear el paso al Ejército Rojo. Pensaban que, de este modo, sería relativamente sencillo llegar a un acuerdo con Stalin para que, al menos, concediese una cierta autonomía. En Moscú, sin embargo, los planes eran otros. Los dirigentes soviéticos sabían varias cosas que el inocente y apaciguador Gobierno de Tallin no había tenido en cuenta.
En Estonia, a diferencia de en otras regiones del Imperio, el comunismo no era sino una doctrina exótica practicada el vecino que, curiosamente, contaba con multitud de adeptos en Occidente. No se habían acometido nacionalizaciones, ni colectivizaciones agrícolas ni, naturalmente, purgas ideológicas y deportaciones, peculiaridades soviéticas que llevaron el dolor y el horror a tantos lugares. Alejados del infierno soviético, los estonios prosperaron en su corto periodo de independencia. Liberada del corsé zarista, Estonia había desarrollado una relevante clase de pequeños propietarios, al tiempo que su nueva moneda, la corona, ganaba estabilidad y reorientaba su comercio hacia Occidente.
Todo cambió a partir de junio de 1940, fecha en que se hizo efectiva la ocupación. Dos meses más tarde quedó establecida formalmente la República Socialista Soviética de Estonia.
La primera medida de los nuevos patronos enviados desde Moscú fue acometer una limpieza integral del tejido social. Se prepararon listas de "enemigos del pueblo", es decir, de gente que tenía que ser reeducada o, en el peor y más frecuente de los casos, eliminada físicamente. Aquellas listas –elaboradas en 1941– incluían a todos los miembros del anterior Gobierno, a todos los altos funcionarios, a todos los jueces, a la jerarquía militar al completo, a los miembros de los partidos políticos y de las organizaciones estudiantiles, a los oficiales de policía, a los representantes de empresas extranjeras y a todos aquellos que tuviesen alguna relación conocida con el extranjero, ya fueran aficionados a la filatelia, socios de la Cruz Roja o estudiantes de esperanto. En otros listados figuraban los empresarios y propietarios nacionales y el clero protestante en pleno, es decir, los fantasmas familiares del bolchevismo.
Estas categorías representaban aproximadamente un cuarto de la población total del país, que por aquel entonces rondaba el millón de personas. En la década de los 40, que fue testigo también de la ocupación nazi, todos los que pertenecían a las categorías referidas fueron encarcelados y deportados. Casi todos murieron víctima de las torturas, los pelotones de fusilamiento o el hambre.
Tras los soldados llegó la administración soviética. Durante el primer año de ocupación fueron detenidas y conducidas a la checa de Tallin unas 8.000 personas. Entre ellas figuraba el anterior Parlamento estonio al completo, el mismo que se había rendido en espera de un mejor trato. Todos los diputados, a excepción de uno, que logró escapar a Suecia, fueron ejecutados, se suicidaron o fueron internados en clínicas mentales, donde al poco fallecerían.
El procedimiento fue tan rápido que no hubo tiempo ni para ensayar una pantomima legal. Los sospechosos que sobrevivían a la checa salían de Tallin en dirección a unas casas de campo de las afueras de la ciudad, donde eran fusilados sin más dilación y enterrados en fosas comunes. Para ahorrar munición, los guardias soviéticos sólo efectuaban una carga. Esto ocasionó que muchos fuesen a la fosa aún con vida.
La profunda transformación social que exigía la recién nacida República Socialista Soviética de Estonia requería la liquidación del pequeño propietario de tierras, con independencia de si el campesino de turno vivía con lo justo y su propiedad se limitaba a una pequeña parcela y un pedazo de bosque. En junio de 1941, conforme a una directiva emitida por Andrei Zdhanov, enviado especial de Stalin al Báltico, comenzaron las deportaciones masivas de campesinos estonios a Siberia. El objetivo que perseguían las autoridades moscovitas con este tipo de acciones era doble: por un lado, fulminar a los pequeños propietarios que pudieran, en un momento dado, mostrarse reacios a las colectivización, y, por otro, ir dejando espacio para la rusificación de la zona.
La deportación, oficialmente llamada "evacuación forzosa", fue llevada a cabo por una troika (trío) compuesta por dos comisarios del pueblo: Boris Kumm (Seguridad) y Andrei Murro (Interior), y por el secretario general del Partido Comunista Estonio, Karl Säre. En la noche del 13 de junio, brigadas de oficiales soviéticos auxiliados por miembros del partido comunista tomaron pueblos y aldeas en todo el país. Cada brigada llevaba consigo una lista de evacuables, que debían ser sacados de sus casas a la fuerza y arrojados a vagones de ganado. Para evitar problemas de orden público y heroicidades de última hora, los afectados desconocían no ya su inclusión en las listas, sino la existencia misma de éstas. Casi 12.000 personas fueron deportadas en sólo una semana. Su destino eran los campos de trabajo siberianos. Más de la mitad murieron, una parte durante el viaje en tren, realizado en condiciones infrahumanas, y la otra a lo largo del primer invierno en Siberia.
En 1989 los estonios representaban sólo el 60% de la población de Estonia, un 35% menos que en 1945. Del millón de habitantes con que contaba el país al comenzar la dominación soviética, cerca de 180.000 perdieron la vida durante la misma y a causa de la misma. Esto equivale a un 17% de la población. En la España de hoy estaríamos hablando de 7 millones de personas. ¿Lo soportaríamos?
Yo pensaba que estar todo el día con la matraca de la II República y la Guerra Civil era cosa de rojos, mal perdedores y guerracivilistas que no saben más que vivir en el pasado. Pero veo que estaba muy equivocado.