La situación político-electoral está dando un vuelco en Alemania. Tras la segunda guerra mundial, el país vivió décadas de "estabilidad" política, con un esquema de "dos partidos y medio" (la CDU democristina, el SPD socialdemócrata, y el FDP, bisagra liberal).
Pero el panorama comenzó a complicarse con la aparición de los verdes en el parlamento alemán, en 1983. Las tradicionales alianzas postelectorales se volvieron más complejas, ahora con un sistema de "dos partidos y dos medios partidos".
El siguiente paso en la fragmentación fue el derrumbe de Alemania Oriental, el antiguo satélite comunista de la Unión Soviética, que se produjo en 1990. Esto incorporó a la política alemana a lo herederos del viejo partido comunista, bautizados con "Die Linke", (la izquierda), cuya presencia inicialmente se reducía al este del país, pero que poco a poco fue extendiéndose al oeste.
Así, con tres "medios partidos" dando réplica y poniendo en apuros a los dos grandes tradicionales, el sistema fue tejiendo nuevas alianzas de gobierno, cada vez más complejas, desembocando en el siglo XXI con la formación de varias "Große Koalition", grandes coaliciones de gobierno entre los socialdemócratas y los democristianos.
El problema de estas grandes coaliciones es que se han ido haciendo cada vez más "pequeñas", porque el peso de los partidos menores ha crecido en detrimento de los dos mayores, y los verdes y liberales han ganado así protagonismo.
Para complicar aún más las cosas, varios grupos de extrema derecha fueron creciendo también en los años 90 y 2000, hasta que la "Alianza por Alemania" (AfD) entró en el Bundestag (Parlamento) en 2017.
El antiguo sistema rotativo entre los dos grandes partidos ha saltado por los aires, y la "Gran Coalición" que hoy gobierna el país, liderada por Merkel, no estaría en condiciones ya, ni siquiera, de alcanzar el 50% de los votos. ¿Cómo es posible?
Las tensiones migratorias siguen alimentando a los antiinmigración del AfD, y provocan división entre el partido de Merkel (CDU) y su socio de Baviera, más derechista, la CSU. Además, el antes poderoso SPD socialdemócrata está muy desacreditado y vive sus horas más bajas. Puede verse superado a derecha e izquierda por los "nuevos" partidos. La última encuesta publicada arroja estos datos:
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De un extremo al otro en el espectro político se aprecia la fragmentación. La CDU democristiana (negra) está en mínimos históricos, pero aún aguanta destacada. Pero el otro grande, el SPD (rojo) ha sido superado ya por los verdes y por la extrema derecha.
Todo esto podría parecer coyuntural, pues aún faltan años para las próximas elecciones federales. Pero el problema es que mañana, 14 de octubre, se celebran elecciones en el más grande estado del país, Baviera, donde esta situación encuentra su lógico reflejo electoral:
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Si las previsiones se confirman y los socialdemócratas sufren un amplio "sorpasso" por parte de los verdes, podrían desencadenarse los acontecimientos, con el SPD casi forzado a romper la coalición de gobierno federal para intentar, de alguna forma, recuperarse.
En el otro frente, la antes hegemónica CSU ultraconservadora bávara, sufriría también un varapalo, del que muy probablemente hará responsable a su socio mayor: la CDU de Merkel. Así, los bávaros podrían ceder ante su tendencia natural de buscar apoyo en los más derechistas AfD, rompiendo una línea roja marcada por la canciller Merkel.
En el horizonte se dibuja, de esta forma, la posibilidad de una doble ruptura, la de la gran coalición en Alemania, y la de la CDU con la CSU. Con esto podría terminar una alianza de muchas décadas entre los democristianos alemanes y los "socialcristianos" bávaros, abriendo una nueva brecha, la territorial, que podría incluso intentar aprovechar el incipiente partido independentista de Baviera, aún extraparlamentario.
El panorama se complica notablemente, y las elecciones de mañana en Baviera pueden suponer el detonante de varias crisis larvadas que están a la espera de una excusa para eclosionar.
Pues parece que ni liderando las grandes y efectivas políticas de austeridad en su país, ni imponiendo la misma receta al resto de la UE, el futuro de Merkel y compañía sea prometedor.
Si tan buena es la medicina por qué acaba en fragmentación de voto, auge del denominado populismo (tanto de derechas como de izquierdas) e incluso movimientos xenófobos? Acaso la gente no es capaz de apreciar las bondades de las recetas económicas? Por qué los grandes salvadores (tecnócratas) como Macri, Macrón, etc... bendecidos por el FMI acaban chocando con los que le votaron?
Mi pronostico para baviera, es que los verdes estan inflados, algo csu, y AFD infravalorada, los demas pues puede que queden asi:
CSU:28
Afd:20
Verdes: 16
Spd: 11
Fw: 9 este partido alguien dice las ideas del mismo
Fdp:5
Linke:5
En mi opinión la fragmentación del voto es positiva, ya que permite conocer mejor las preferencias del electorado que una mera elección bipartidista y permite gradación de tendencias en gobiernos plurales.