Ayer se celebraron elecciones en Israel, después de varias convocatorias fallidas a lo largo de 2020, tras las cuales resultó imposible encontrar una mayoría parlamentaria que sustentara al gobierno.
Las encuestas a pie de urna de ayer ofrecían un panorama muy fragmentado y con una mayoría de nuevo difícil de configurar:
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Esta mañana se ha iniciado el volcado de datos del recuento oficial, que a pesar de llegar al 87%, debe tomarse con suma cautela porque falta por contabilizar un contingente importante de votos que incluye a personas hospitalizadas, diplomáticos, personas encarceladas, y, sobre todo, soldados, que constituyen en este país un volumen importante de población y, sobre todo, con un sesgo electoral muy claro.
En todo caso, a esta hora el partido de Netanyahu experimenta un cierto retroceso electoral y se quedaría con tan solo 30 escaños, por 17 de los liberales de Yes Atid. Si estos datos se confirmaran, ninguno de los dos bloques que a priori se dibujaban en estas elecciones lograría suficiente apoyo para formar gobierno. Las "quintas elecciones" pueden no estar lejos.
La posición de partidos no estrictamente alineados con uno de los bloques, como Yamina (sionista) y Ra'am (arabista), que sostienen a su vez planteamientos opuestos, será clave para poder desbloquear una mayoría. Si Netanyahu lograra finalmente el apoyo de Yamina, podría quizás optar a la reelección, pero, en todo caso, tendrá que esperar al recuento definitivo.