El avance del teletrabajo ha sido muy lento en España en comparación con otros países. La cultura "presencial" y el "calentar silla" ha sido una constante en las grandes y en las pequeñas empresas durante años.
Sin embargo, el "cisne negro" aparecido en 2020 (o no tan negro, porque muchos habían avisado de su posibilidad), ha disparado, por la fuerza de los hechos, esta modalidad laboral.
Trabajadores y empresarios han descubierto un mundo de ventajas antes apenas intuidas, como son los ahorros en tiempos de desplazamiento, vehículos, esperas, y una importante ganancia en flexibilidad laboral. No obstante, algunas de estas ventajas también suponen inconvenientes si no se gestionan adecuadamente, convirtiendo las jornadas laborales en interminables, indefinidas y llenas de exigencias. Por ello es importante la regulación que finalmente se dé a esta actividad, para evitar abusos.
Y no olvidar otra realidad: su implantación depende del modelo económico de cada comunidad, porque algunas actividades son fácilmente teletrabajables, pero muchas otras no. Y eso afecta, directamente, al grado de implantación de esta modalidad en cada comunidad:
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Corren tiempos de teletrabajo y POLES.
A los que curramos en campo, nada de nada.
Los PLCs no se arreglan solos.
A los abusos por parte de las empresas hay que añadir los "abusos" por parte de los trabajadores. Si de manera presencial ya hay quien calienta la silla, de manera telemática también puede aumentar.
Para implantar el teletrabajo definitivamente hay que cambiar la forma en que se trabaja. En lugar de por horas hay que tender a trabajar por objetivos, evitando así que haya empresas que hagan que sus empleados estén constantemente a su disposición, y que no haya posibilidad de que empleados se escaqueen y calienten sillas.
También se tiene que estudiar cómo las empresas se hacen cargo de los gastos del teletrabajo que pasarían a asumir los trabajadores, que, aunque sean pequeños para cada empleado, a la empresa le supone un gran ahorro.
Esto del teletrabajo tiene un punto de vista muy madrileño. Como ciertamente cita el artículo, se dirige solo a cierto tipo de trabajos que ocupan a una minoría de la población. Además solo en Madrid alcanza a la cuarta parte, quedando en casi toda España por debajo de la mitad de esa cuarta parte. Debate interesante pero dirigido a una escasa minoría.
Trabajo en Cardiff y sinceramente sigue habiendo una cultura de calentar la silla igual que la que habia cuando trabajaba en Barcelona. No tanto por los equipos en si sino por recursos humanos...
El otro día hicieron una encuesta con tres opciones de cara a "nueva normalidad":
1 - Volver a la oficina de manera preferente
2 - Hacer un hibrido 50-50
3 - Mantener el trabajo remoto
El resultado fue algo así como 23 para la opción dos y 17 para la opción tres, quedando la opción uno sin ningun voto.
Claro está que esto depende del trabajo, yo soy Ingeniero de Software y me es fácil pero se que en mi región de origen (Navarra) en donde la industria tiene mas peso que en ninguna otra parte del pais es más complicado. De mi grupo de amigos al menos cinco trabajan en fábricas, uno es médico y otro trabaja en un tanatorio, que lo tienen complicado para trabajar desde casa.
Pues viendo que casi un tercio de los madrileños ya teletrabajan, que a mucha gente no le gusta vivir en grandes metrópolis urbanas y que hay que repoblar el interior español más allá de Madrid, Zaragoza o Valladolid... creo que se podrían llevar a cabo iniciativas para ampliar las redes de fibra óptica y 5G.
Buen invento, fruto de la innovación de la que es capaz el ser humano.