Hola a todos:
Estreno entrada con un tema bastante polémico y que suele traer mucha bilis.
Hoy por la mañana, leyendo las noticias, me he encontrado con lo siguiente:
Básicamente este señor, David Suárez, disque humorista, se enfrenta a una tortuosa batalla judicial por haber hecho un chiste de mal gusto sobre personas con síndrome de Down.
Además de perder su trabajo en la radio, y que le cancelaran shows y demás, arruinando prácticamente su carrera profesional en el mundo del humor, ha visto cómo le han abierto causa judicial contra él y que, la fiscalía, inicialmente favorable a que no había causa, se ha perdonado también como acusación en un juicio por delito de odio, para sorpresa del juez.
Independientemente de que el chiste es de un humor bastante imbécil, y el personaje en cuestión tiene una carrera bastante alargada en tonterías, veo muy grave que pueda ser sentenciado y tenga antecedentes por un Tweet que se ve claramente que fue en tono humorístico y que no tiene nada en contra del colectivo.
Creo que ya es un castigo suficientemente elevado perder el trabajo por un comentario desafortunado, cosa que antaño no pasaría, pero ahora con la importancia de los medios y la publicidad en la imagen de las empresas parece más o menos asumido. Pero que aún con esas, el Estado estará incurriendo en un atentado contra la libertad de expresión muy grande si condenan a esta persona por el tan mal entendido "delito de odio".
Hemos visto ya situaciones más graves en artistas como Valtonyc o Pablo Hasel, pero parece que ahora ya no solo se pena la ideología, sino también el humor de mal gusto.
Quien quiera abanderar lo políticamente correcto está en todo su derecho, y hasta es bueno para el avance de la sociedad alzar la voz cuando algo te parece irrespetuoso, pero legislar en función de ello es muy peligroso, y hay que ponerle freno ya, antes de que nos afecte todavía más a nuestra libertad de pensar como queramos.
Yo creo que uno de los problemas es que el sistema judicial español sólo contempla en general la cárcel como cástigo y trata de forma similar situaciones diferentes.
Por ejemplo, en situaciones como esta, me parece que no debería haber cárcel, pero si que un juez obligara a individuos como este a colaborar en alguna asociación o actividades con chicos con sindrome de Down.
No tanto para castigarle, sino para curar su ignorancia y tal vez, después compartir momentos, roces y cariño con estos chicos, empezaria a respetarlos y sería el mismo el que dejaría de hacer chistes hirientes contra ellos.
En el caso de la monarquía, me ofrezco voluntario para ir a sus fiestas y maricadas para ver si les cojo cariño y dejo de insultarles.
En casos como este, pienso en la autocensura que se promovió entre humoristas a la hora de realizar caricaturas sobre Mahoma y el Islam, así como el atentado de Charlie Hebdo y la campaña para no ceder a la autocensura ante la ola de represión que podía causar la muerte.
Como dices, ya es suficiente castigo perder el trabajo, una decisión privada de la empresa que responde no solo a la imagen sino a los términos de finalización de contrato; y tener que cargar, además, con penas mayores por entenderse como "delito de odio", pues me parece una barbaridad.
Una cosa es la reincidencia pública, como cuando se repite una y otra vez un mensaje en una misma dirección en situaciones no consecutivas; y otra es hacer un comentario más o menos viral, pero sin reincidencia y en todo caso asumiendo que se ha cometido un error.
Luego está el caso de aquél que lo dice sin mayor mal pero se reivindique y no pida perdón no tanto por su comentario sino porque está en su derecho de opinar lo que le dé la gana. Se entra en terreno pantanoso, y aunque en principio yo me situaría aquí (si tal pedir disculpas pero no retractarme de lo dicho en su contexto) también es verdad que por ahorrarme dolores de cabeza pasaría de seguir opinando del tema.
Supongo que la sociedad se automoldea (eufemismo para decir que "los lobbies morales de tal o cuál signo promueven esta o esta otra interpretación de un hecho que debe o no ser catigada"), y es dentro de ese contexto donde se dirime el asunto; ya que en mi caso he opinado a nivel general (de persona a persona), pues considero que las ofensas no hablan tanto de quién las emite como de quien se siente interpelado por ellas. Como el gordo que le gusta hacer chistes de gordos y el negro que hace chistes racistas (pero de nuevo, ahí entramos en la sociedad autorregulándose y en considerar si estos dos individuos son abiertos de mente para encontrar humor donde otros solo vn ofensa, o si su actitud solo sirve para reafirmar estereotipos que recortan libertades sociales de manera tácita...)
Un rollo.
El humor debería ser libre, y es muy preocupante la deriva que está tomando todo esto.
Hay que ver las cosas en su contexto. Si alguien hace un tweet sobre los síndromes de Down, no debería ser sancionable, salvo que esté publicado mencionando o respondiendo a una asociación de síndrome de Down, a la madre de un Down, etc...
En ese caso sería evidente que lo que busca es causar dolor.
Pero un chiste lanzado al aire... pues no, no veo el problema. Lo mismo con temas de racismo, sexismo, clasismo, etc... no debería haber problema si no se está intentando de manera clara y deliberada que llegue el mensaje a una persona concreta para hacerle daño.
La gente tiene derecho a ser gilipollas y descalificarse a si misma mediante sus actos.