Siempre he defendido que el feminismo europeo contemporáneo es una agencia de colocación para burguesitas y licenciadas.
Pero en los últimos tiempos deriva cada vez más en mafia ad hominem.
El año pasado el diputado de Junts Eduard Pujol fue forzado por Artadi y Borràs a dejar escaño y militancia. Me Too estelado.
Ahora se ha sabido que era una denuncia falsa de una amante despechada. Las otras dos mujeres, que también denunciaron públicamente acoso sexual, ni siquiera habían presentado denuncia en el juzgado ni en la policía. Por tanto tiene la misma pinta.
La carrera política de Pujol terminó por una gravísima campaña de difamación feminista. Mientras Artadi y Borràs, cómplices, siguen en sus cargos porque son mujeres.
Creo que el problema es de forma más que de fondo.
Me explico: creo que el problema es la "reinvención" de un imputado que ha abandonado su cargo político y que acaba siendo declarado inocente... pero es el mismo caso tanto acusado de viogen, corrupción o robo de gallinas al huerto de al lado.