El fin de semana contempló las negociaciones para sacar adelante la que sería ¿última? prórroga del estado de alarma (EdA) a cuenta del COVID-19.

La geometría variable de los acuerdos a los que pretende llegar el gobierno para lograr la prórroga se ha centrado, al parecer con éxito, en PNV y ERC. A ambos ha garantizado el ejecutivo que no se pondrán mayores inconvenientes para el pase a la "fase 3" en cuanto sea posible, y que, aún conservando formalmente el Ministerio de Sanidad las competencias últimas, a nivel ejecutivo y de gestión ordinaria se irá dando a las comunidades cada vez más margen y más capacidad de maniobra. Con estas bases sentadas, que en el caso vasco incluyen además la gestión del recién implantado Ingreso Mínimo Vital (IMV) ,se da por hecho el voto favorable del PNV, centrado ahora en los preparativos de las elecciones autonómicas del 12 de julio, y la abstención de los republicanos, que confían en una apertura inminente de la mesa de negociación con Cataluña en cuanto se acabe el EdA.

En otras áreas, el gobierno de Sánchez está intentando afianzar los apoyos recomponiendo además desencuentros, por lo que no sería de extrañar que se lograran votos favorables de Coalición Canaria e incluso EH Bildu y Compromís, o, al menos, la abstención de todos o la mayoría de estos grupos.

Así las cosas, Ciudadanos podría no ser necesario, porque el gobierno solo necesita conseguir más votos favorables que contrarios. Pero hay un notable interés, tanto en el ejecutivo como por la formación naranja, en dar transversalidad al acuerdo, de manera que se ve factible el apoyo de los de Arrimadas, siempre que el gobierno limite la aplicación de normas excepcionales, reconduciendo ya la situación a la legalidad ordinaria, y aporte alguna medida adicional como las arrancadas por Ciudadanos en asuntos sensibles como las ventajas para los autónomos. Gracias a este renovado protagonismo, en Ciudadanos esperan encontrar un nuevo sitio para su apuesta por la "política útil", con el objetivo a medio plazo de recuperar el ahora lejano 10% de los votos.

Del Consejo de Ministros del martes saldrá por tanto la petición de la nueva prórroga para otros 15 días y lo hará con menos nervios que con la anterior. PP y Vox serán nuevamente, tal y como desea Sánchez, los dos únicos partidos de peso adheridos al "bloque contrario", lo cual le ayudará a él a presentar una imagen "central".

Por su parte, Casado y Abascal ofrecerán la visión contraria: la de un gobierno entregado al extremismo, sin capacidad de tomar decisiones coherentes, y procurarán resaltar las constantes contradicciones y la mala gestión del ejecutivo, para capitalizar así el descontento creciente de una parte de la sociedad.