Si bien es verdad que la intensidad y la cantidad han disminuido en esta segunda oleada en comparación con la primera que se cebó con Eubea.

 

El que más preocupa es el que se desarrolla al oeste de la capital de Grecia que sigue quemando hectáreas tras 4 días de lucha por parte de los bomberos y en algunos casos los vecinos. En esta segunda ola el mayor problema no están siendo las altas temperaturas sino el fuerte y cambiante viento que sopla en el Ática. En la localidad de Vilia el incendio ha amenazado las casas que han tenido que ser desalojadas. Varios helicópteros y aviones colaboran en la extinción de este incendio con  también algo de ayuda internacional (es el caso de Polonia). 

 

El incendio se desarrolla en zonas de montaña donde los vehículos de los bomberos tienen difícil acceso por falta de carreteras, dejando vía libre a la propagación de los focos hacia las zonas bajas (gracias también al viento cambiante). 

 

 También hay incendios en las inmediaciones de las localidades de Agios Konstantinos, Karaouli, Paleochori, Panorama y Agia Sotira

 

 

Como se temía muchos incendios han sido provocados y hace poco ha saltado en la prensa griega el caso de un pirómano de 14 años. Según la confesión del menor "inició los incendios porque quería ver llamas y humo". Eso es lo que ha contado el alcalde de Lokroi (localidad afectada en Grecia Central),  Thanassis Zekentes, a los medios helenos. Al parecer es responsable de 14 incendios provocados  entre el  5 y el 17 de agosto mediante cerillas. El menor ha sido trasladado a la Fiscalía, acusado del delito de participación por incendio premeditado . Allí también han sido trasladados los padres del menor, acusados ​​de negligencia del menor. Los incendios quemaron 23 casas, cientos de hectáreas de bosques y áreas rurales.

 

 

Los incendios dejan miles de hectáreas quemadas (en Eubea - isla pegada a Ática- por ejemplo ha arrasado la mitad de la isla), miles de evacuados, daños materiales y varias víctimas mortales. Además, parece que la ola ha afectado a las expectativas turísticas tras un mes, julio, muy positivo pese a la pandemia y que podría también afectar a la recuperación económica.