Pasan los días y las negociaciones entre PSOE y Unidad Podemos para concretar los cargos y competencias del nuevo gobierno avanzan con un sigilo y discreción que son, de momento, la mejor garantía de su éxito.
Según las filtraciones, aunque nada está completamente cerrado, ya se ha delimitado mucho la estructura del gobierno en cuanto a las carteras ministeriales, y se contempla la creación de tres vicepresidencias (sin concretar cuál será la “primera”, si es que recae en alguna tal denominación), que ocuparían Pablo Iglesias (Podemos) y Carmen Calvo y Nadia Calviño (PSOE).
En cuanto a los ministerios “ordinarios” a adjudicar a Unidas Podemos, estos serían al menos otros dos: Igualdad (quizás dirigido por Irene Montero), y Trabajo, plato fuerte para el que hay varios candidatos morados o rojos, y que es el principal caballo de batalla, pues se trata de un fuerte bastión que maneja un abultado presupuesto, sobre todo a través de la Seguridad Social.
Los socialistas tratan de limitar a Podemos su acceso a amplias partidas de gasto, segregando algunas de ellas de los ministerios tradicionales o imponiendo cortapisas o limitaciones. Esta es la batalla esencial que se está desarrollando en estos momentos: delimitar áreas de poder, con un gobierno en el que no se entremezclarían socialistas y podemitas en ninguna cartera: cada cual gestionaría las suyas con gentes de su propia confianza. Es, por ello, esencial para los socialistas, delimitar claramente las competencias de cada área y, en concreto, no permitir que Podemos se haga con la voluminosa caja de la Seguridad Social.
Los detalles concretos de lo que se está negociando permanecen, no obstante, ajenos a la luz pública, por expreso acuerdo de ambas partes, que realizan manifestaciones públicas coordinadas para evitar enviar mensajes contradictorios.
Más allá de esta línea de avance, nada tendrá sentido si no se cuenta con apoyos externos sólidos. Si bien algunos de ellos no parecen difíciles de conseguir, como por ejemplo, los del PRC, Más País-Compromís, o incluso los de Coalición Canaria, otros están mucho más en el alero. Todas las miradas se dirigen, sobre todo, a ERC, cuyos trece diputados son casi esenciales para intentar cualquier mayoría.
Por eso, PSOE y Unidas Podemos están haciendo gestos constantes dirigidos a los republicanos, con el objetivo de que éstos se avengan a facilitar los votos necesarios. No obstante, esta necesidad choca con la consulta convocada por ERC ante sus bases, que previsiblemente condicionarán cualquier apoyo a que se constituya una “mesa de negociación” para resolver el “conflicto politico” existente. Sectores socialistas intentan sortear este obstáculo, maniobrando para que ERC acepte algún tipo de fórmula intermedia, lo cual les resulta completamente ineludible, una vez que PP y Ciudadanos han manifestado que no se prestarán a ningún tipo de abstención técnica o similar.
Más difícil, aunque aún no se descarta, sería conseguir algún tipo de acuerdo con Junts Per Catalunya, cuya posición frente a Sánchez, en ocasiones, parece más cercana a la de la CUP que a la de ERC.
Los plazos empiezan a apretar a los negociadores: el día 3 de diciembre se constituirán las Cortes, y la composición de las Mesas será clave para intuir hasta qué punto los pactos van a poder salir adelante o no.
En los próximos días, electomanía va a publicar diversos desgloses de nuestro ElectoPanel relativos a la opinión de los votantes de ERC (y de otros partidos catalanes) sobre qué alternativa debe escoger su formación ante la posible investidura de Sánchez.
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