Argelia celebra este sábado unas elecciones presidenciales en las que el actual mandatario, Abdelmayid Tebune, figura como gran favorito ante la ausencia de alternativas de peso y ante nuevos llamamientos al boicot desde las filas opositoras, que buscan nuevamente que el creciente malestar popular se refleje en una baja tasa de participación.
Tebune, de 78 años, accedió a la Presidencia tras las elecciones celebradas en 2019, que pusieron fin a un breve periodo de transición abierto después de que el histórico mandatario Abdelaziz Buteflika dimitiera en abril de ese año en medio de masivas movilizaciones contra sus planes para presentarse a un quinto mandato pese a estar inhabilitado por problemas de salud.
En dichas elecciones, el político se hizo con más del 58 por ciento de los votos en medio de las críticas por parte de activistas y opositores que participaron en el movimiento ‘Hirak’ contra Buteflika y que le consideraban como un candidato respaldado por el Ejército que no acometería las profundas reformas estructurales que reclamaban.
De esta forma, estaba previsto que el mandato de Tebune concluyera en diciembre, si bien anunció en marzo que la votación sería adelantada, sin dar explicaciones y sin confirmar si buscaría un segundo mandato, algo que hizo el 11 de julio, menos de una semana después de las celebraciones por el Día de la Independencia.
Sus críticos argumentan que buscaba desmovilizar a sus rivales al hacer coincidir la campaña electoral con el verano, cuando las elevadas temperaturas desincentivan las protestas y el periodo vacacional reduce el riesgo de huelgas, lo que podría haber dañado su imagen.
En esta ocasión, se enfrentará a Yucef Auchiche, secretario general del Frente de Fuerzas Socialistas (FFS), y a Abdelali Hasani Cherif, líder del islamista Movimiento de la Sociedad por la Paz (MSP) –vinculado con Hermanos Musulmanes–. Un total de 30 personas se postularon a la Presidencia, si bien sólo estas tres recibieron autorización.
Tebune, quien prometió en su primera campaña electoral “una nueva Argelia” y desde entonces ha sido criticado por el aumento de la represión y lo que se considera una deriva autoritaria, cuenta con el apoyo del Ejército y la coalición integrada por el histórico Frente de Liberación Nacional (FLN) y la Agrupación Democrática Nacional.
De hecho, Amnistía Internacional acusó recientemente a las autoridades de limitar las libertades en el país. Amjad Yamin, subdirector de la ONG para Oriente Próximo y Norte de África, denunció que el país ha sufrido durante los últimos años una “continuada erosión de los Derechos Humanos” a través de la disolución de partidos, organizaciones civiles y medios independientes, así como el aumento de los “arrestos arbitrarios y procesos judiciales usando cargos falsos por terrorismo”.
PROMESAS DE CAMPAÑA
El país ha registrado además un aumento de la inflación y sufre elevadas tasas de desempleo, que se suman a la crisis de la vivienda, con un impacto especialmente alto sobre los sectores más jóvenes de la población, cada vez más desencantados con el sistema político argelino.
Esta situación ha llevado a Tebune a centrar su segunda campaña electoral en promesas sobre una mejora de la situación de los jóvenes, incluida una mejora de la calidad de vida y aumentar el subsidio por desempleo.
Además, ha asegurado que trabajará para “reforzar el poder adquisitivo a través de un aumento de los salarios y la lucha contra la corrupción” y “garantizar la seguridad alimentaria, sanitaria e hídrica”, ante la escasez de agua que golpea a varias zonas del país magrebí.
Por su parte, Auchiche, de 41 años y que encabeza el partido opositor mas antiguo del país, ha mantenido un discurso duro y ha prometido “cambiar el sistema de gobernanza” y aplicar “reformas políticas e institucionales profundas” para “instaurar la democracia” y “consolidar la separación de poderes” en caso de lograr la victoria en las urnas.
El opositor, que ha apostado igualmente por medidas para mejorar la calidad de vida, ha hecho de su bandera el “cambio” y se ha presentado como “el candidato de los jóvenes”. “Apuesten por el cambio antes de que sea demasiado tarde”, dijo recientemente, antes de abundar en que “la base electoral del régimen no puede superar los seis millones (de personas).
“Nosotros, como generación de la independencia, estamos construyendo un Estado desarrollado y abierto al mundo, un Estado que consagra todas las libertades y derechos de los ciudadanos donde quiera que estén”, manifestó en un acto de campaña, según el diario ‘El Watan’, intentando capitalizar el descontento con Tebune.
El tercer candidato en liza, Cherif, de 58 años y que cuenta con el apoyo de partidos islamistas como Ennahda y el Frente Justicia y Desarrollo (FJD), ha prometido aumentar el poder adquisitivo, ayudar a los sectores más vulnerables y aumentar las pensiones, al tiempo que ha dicho que, de hacerse con la victoria, dirigirá el país “en el marco de una asociación política que incluya a todas las corrientes, no bajo el color de un único partido”.
De esta forma, ha destacado que su programa de acciones “tendrá una orientación humana, basada en la promoción y preservación del ser humano y su dignidad para convertirlo en fuente de renacimiento, desarrollo, elevación y preservación de la seguridad nacional”.
ECONOMÍA Y DIPLOMACIA
De esta forma, la situación económica y la de los jóvenes se han convertido en los principales ejes de las campañas, en medio de una crisis económica que, según argumenta Tebune, ha sido capeada gracias a su gestión después de los impactos de la pandemia de coronavirus y la caída de los precios del petróleo, principal fuente de ingresos del país.
El mandatario ha puesto en valor su desempeño en el plano económico –incluido un aumento del cuatro por ciento del PIB en 2023 y la introducción de subsidios al desempleo–, sobre el que sus rivales ven un gran margen de mejora, especialmente en materia de diversificación de las exportaciones y las fuentes de ingresos.
Tebune ha ensalzado también su labor en la lucha contra la corrupción, uno de los principales problemas denunciados durante el ‘Hirak’, que puso en el centro de sus denuncias a ‘Le Pouvoir’, nombre con el que es conocido el círculo político, empresarial y militar de confianza de Buteflika, quien lideró el país entre 1999, tras la guerra civil, hasta su salida del poder en 2019.
Los tres candidatos han expresado además su apoyo a los palestinos ante la ofensiva lanzada por Israel contra la Franja de Gaza tras los ataques perpetrados el 7 de octubre por Hamás y otras facciones palestinas y a los saharauis, principal frente del enfrentamiento diplomático entre Argelia y Marruecos.
De hecho, Argel anunció en agosto de 2021 la ruptura de sus relaciones con Rabat tras denunciar “actos hostiles” por parte de las autoridades marroquíes, principalmente en torno a la disputa en Sáhara Occidental –que han supuesto la reapertura del conflicto diplomático entre Argelia y Francia– y su acuerdo en 2020 para normalizar las relaciones con Israel.
Los comicios serán además los primeros desde la reforma constitucional aprobada en referéndum en noviembre de 2020, marcada por una participación en mínimos históricos ante lo que la oposición consideró como un intento de las élites de dar carpetazo a las exigencias del ‘Hirak’.
Por ello, uno de los principales interrogantes será la tasa de participación, a través de los cuales Tebune, dado por ganador por los analistas y los sondeos, busca consolidar su posición tras los varapalos de las últimas votaciones, en las que los bajos niveles de votantes fueron un reflejo del malestar social y su distanciamiento respecto a la gestión del mandatario.
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