A últimos de julio las encuestas daban a Trump casi tantas posibilidades de alcanzar la Casa Blanca como a Hillary Clinton. Desde entonces una serie de declaraciones más desafortunadas (incluso) de lo habitual, han vuelto a colocar a Trump claramente por debajo.
En estos momentos Trump solo conserva la ventaja en los Estados del centro-sur del país, mientras que ambas costas son claramente demócratas.
Los auténticos electores en USA son los Estados y no los ciudadanos. Cada Estado designa sus representantes en proporción a la población, y, salvo escasísimas excepciones, todos votan en bloque a favor del candidato ganador en su Estado. Por ejemplo, California dispone de 55 votos electorales, que irán salvo sorpresa monumental a Hillary Clinton. Texas, con 38 votos, lo hará en favor de Donald Trump. En el otro extremo, Vermont, con tan solo tres votos electorales, o Idaho con 4, tienen claro también el sentido de su voto.
Podéis consultar la marcha de la carrera hasta el 8 de noviembre, en este enlace interactivo.
Si finalmente ambos candidatos llegaran a las urnas con una distancia menor, la clave no estará en ninguno de los Estados mencionados, sino en otros que suelen terminar mucho más igualados, como Ohio o Florida, y que asignan una cantidad importante de votos electorales. Hoy por hoy, en ambos Clinton lleva una cómoda ventaja a Trump. Pero faltan tres meses y aún mucho por decidir.

Como casi siempre, hay un tercero en discordia. En este caso se trata del libertario Gary Johnson, que acumula nada menos que el 7% de los votos populares, aunque sus posibilidades de ganar un solo Estado son prácticamente nulas.
Por mí, si Johnson tuviera posiblidades, lo votaría fijo. El hombre anda luchando por subir lo justo para tener visibilidad, pero va a ser muy difícil.
Le ayudan las meteduras de pata de Trump, que hacen que la gente que no quiere a Clinton busque a la desesperada a algún tercero. Pero, vamos, de momento está claro que hay que elegir entre Trump y Clinton. Y, tapándome la nariz, si Johnson llega sin posibilidades, para evitar que gane Trump, votaría a Clinton como mal menor.
No sé a qué me recuerda esta situación…