El sondeo publicado hoy por Electomanía y elaborado por EM-Analytics ofrece una perspectiva reveladora sobre cómo perciben los ciudadanos los distintos gobiernos democráticos de España desde la Transición. A partir de una pregunta directa —“¿Cuál ha sido el mejor gobierno de España?”—, el estudio no solo ordena las preferencias generales, sino que también realiza un desglose por afinidades políticas que permite analizar las memorias colectivas desde una óptica partidista.
Duelo en la cima: Aznar vs. Sánchez
Los resultados confirman una división significativa en la percepción histórica. El gobierno de José María Aznar (1996-2004) lidera el ranking con un 30,2%, seguido muy de cerca por el actual ejecutivo de Pedro Sánchez, con un 29,3%. Esta cercanía pone de manifiesto una sociedad marcada por la polarización ideológica y por la vigencia del debate político entre dos bloques, incluso en lo relativo al juicio histórico de los gobiernos pasados.
En posiciones intermedias aparecen José Luis Rodríguez Zapatero (15,6%) y Adolfo Suárez (12,0%). El primero, recordado por su agenda de derechos civiles, conserva una base sólida. El segundo, figura clave del proceso de democratización, mantiene un respaldo transversal pese al paso del tiempo. Más alejados quedan Felipe González (6,4%) y Mariano Rajoy (4,7%), mientras que Leopoldo Calvo Sotelo cierra la lista con un modesto 1,8%.
Las afinidades partidistas reflejan el espejo ideológico
El análisis por recuerdo de voto permite detectar dinámicas muy claras:
-
Pedro Sánchez concentra un respaldo masivo entre votantes de EH Bildu (82,6%), Sumar (66,3%), PSOE (64,2%) y Podemos (58,6%), lo que evidencia un bloque progresista cohesionado en su reconocimiento de su gestión como la mejor.
-
José María Aznar obtiene cifras muy altas entre los simpatizantes de la derecha: PP (60,5%), Vox (62,5%), SALF (66,2%). Este bloque también muestra menor dispersión en otras opciones, lo que refuerza su valoración positiva de la etapa 1996-2004.
-
Zapatero, por su parte, recibe una valoración destacada de votantes independentistas catalanes como ERC (55,6%) y Junts (52,6%), probablemente por su rol en la negociación del nuevo Estatut y por su perfil dialogante.
-
Adolfo Suárez destaca con apoyos notables entre votantes conservadores regionalistas como UPN (72%) y PNV (42%) o incluso entre quienes optan por el voto en blanco o la abstención.
-
La valoración de Felipe González y Rajoy se diluye entre generaciones más jóvenes o votantes más movilizados ideológicamente, lo que puede reflejar una pérdida de influencia narrativa de sus legados en el imaginario colectivo.
Claves interpretativas: memoria política y coyuntura
La popularidad de Aznar puede entenderse como una añoranza de estabilidad macroeconómica y mayoría absoluta, aunque matizada por el contexto actual. En contraste, el reconocimiento a Sánchez no solo responde a la proximidad temporal y a una agenda social ambiciosa, sino también a su capacidad para sobrevivir a coaliciones complejas y momentos de alta polarización.
El caso de Zapatero revela que ciertos legados políticos —como el matrimonio igualitario o la ley de dependencia— mantienen una huella duradera. Por otro lado, el hecho de que Suárez mantenga un 12% de apoyo general indica que aún resuena el prestigio histórico del líder que pilotó la Transición, incluso entre generaciones que no lo vivieron directamente.
Tu opinión
Existen unas normas para comentar que si no se cumplen conllevan la expulsión inmediata y permanente de la web.
EM no se responsabiliza de las opiniones de sus usuarios.
¿Quieres apoyarnos? Hazte Patrón y consigue acceso exclusivo a los paneles.