El Electopronóstico basado en encuestas se ha acabado: a partir del martes 15 de diciembre las encuestas ya no sirven porque los votantes pasan a ser quienes mandan. Directamente. Sin cocinas. La ley prohíbe publicar más.
Además, las encuestas son fotografías borrosas del pasado, aunque sea reciente. Es un error pretender que sirvan como pronóstico para el futuro, aunque el futuro llegue dentro de cuatro días. Han sido nuestra guía hasta ahora y les estamos agradecidos, pero en este momento tenemos que tener en cuenta más cosas, igual que el elector cuando va camino de la urna.
El Electopronóstico se ha propuesto en esta última ocasión superar a las encuestas, y para eso necesita acertar con dos datos básicos para los que no tiene contraste: los sesgos conjuntos que han podido afectar en mayor o menor medida a todos los sondeos, y la intensificación y/o vuelco en las tendencias de los votantes, que siempre se produce en los días previos a la jornada electoral.
El resultado es una endiablada combinación de difícil encaje. Nadie sabe realmente qué va a pasar. Los cálculos, ahora, se complican bastante más que los que usamos con el modelo que tan bien nos ha servido en los meses anteriores. Así que este pronóstico será, casi seguro, un absoluto desastre. Pero después de llevar meses creyendo en una forma de hacer, jugándonosla y sometiéndonos a las críticas más feroces, no vamos a abandonar ahora. De victoria en victoria hasta la derrota final.
He aquí el Electopronóstico electoral. No es nuestra opinión. No es nuestro gusto. Es lo que dicen nuestros datos. No digan que no arriesgamos:
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@josesalver
Artículo inicial del Electopronóstico. 15 de octubre de 2015.
Último artículo de la serie de Electopronósticos. 8 de diciembre de 2015
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