Desde hace meses se venía especulando con un cambio de tendencia en el empleo, que llevaría en algún momento de la primavera de 2020 a tener que dar una mala noticia: “por primera vez desde 2013, este mes tenemos más parados que en el mismo del año anterior”.
Lo que nadie vaticinaba aún cuando a primeros de marzo se difundieron los datos de febrero, que fueron algo mejores de lo esperado, era que esa no iba a ser la noticia, porque un mes después todos íbamos a darla ya por descontada por culpa del COVID-19.
Ya tenemos los datos oficiales, y a finales de marzo, tras desatarse la crisis, el paro ha subido en 302.265 personas, y, lo que es más preocupante aún, la Seguridad Social cuenta con 846.000 afiliados, perdidos casi todos en la segunda mitad del mes. Solo en un día, el 16 de marzo, se perdieron 178.000 afiliaciones. El segundo peor día fue el 31, con 120.000 afiliados menos.
La clave de esta bajada fue el gran parón de la contratación, que se produjo ya en la primera quincena de marzo, antes de la adopción de las medidas de confinamiento más duras, así como la aceleración de los abandonos de afiliados en esas primeras dos semanas.
Por sectores de actividad, destaca el frenazo en el sector servicios, que es el que soporta, muy por encima del resto, el primer impacto del parón en la actividad. Vuelve a niveles de 2017, y podría perder otros dos o tres años de recuperación de empleo durante el mes de abril, en que además soportará el parón estacional derivado de la cancelación de la Semana Santa, para volver en solo dos meses a los registros de 2013 o 2014, cuando aún no se había superado la crisis anterior. La construcción aguantó bien en las tres primeras semanas, pero cayó justo al final de marzo, cuando se paralizó su actividad.
El impacto es especialmente fuerte en las comunidades del sur y el arco mediterráneo:
Los efectos de COVID-19, de todas formas, no han hecho más que empezar a sentirse. Cuando se levanten las restricciones, terminen los ERTES y se regrese a la actividad ordinaria, será cuando podremos calibrar completamente hasta qué punto se ha visto afectada nuestra capacidad productiva, cuánto se ha reducido el empleo existente en nuestro país y cuánto tiempo necesitaremos para recuperarnos. Antes de eso, los datos de abril, que se publicarán a primeros de mayo, serán sin duda mucho peores que estos.
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