Quizás nos estemos aproximando a lo que en demoscopia denominamos un “cisne negro” para las elecciones de abril, es decir, un hecho o acontecimiento que puede producir variaciones en la intención de voto no contempladas inicialmente.
La crisis del coronavirus es tan profunda y está afectando tanto a la sociedad, que es muy probable que acabe incidiendo en la jornada electoral del 5 de abril.
En electomanía hemos detectado ya una incipiente preocupación entre la ciudadanía, que se traduce, básicamente, en una menor intención de ir a votar, consecuencia directa del miedo al contagio. Esto es especialmente significativo en el caso de Euskadi, que es, junto con Madrid y La Rioja, una de las comunidades más afectada por el brote epidémico.
Aunque la proporción de afectados de gravedad por el virus sea minúscula respecto al conjunto de la población, no lo es en cambio el miedo, que se ha extendido a toda la sociedad. Es ahí donde las elecciones se verán notablemente afectadas si continuamos con la dinámica actual.
Las hipótesis con las que comenzamos a trabajar actualmente son las siguientes:
1. Escenario central
Este escenario plantea una situación en la que la crisis es superada y para el 5 de abril el miedo de la sociedad ha remitido mucho. En ese caso, nuestros datos apuntan a una participación del 63,2 % para las elecciones vascas y el 61,7% para las gallegas.
En este escenario, las encuestas y paneles que se están difundiendo para ambas convocatorias electorales resultan perfectamente válidos, y muestran una participación mayor en los sectores de población de más edad, y menor en los más jóvenes, que apenas llegaría al 55% en ambas comunidades.
2. Escenario de “miedo moderado”
En este caso, el conjunto de la población se retraería, y acudiría a las urnas con cierta precaución. Habría algunos problemas puntuales pero las elecciones se desarrollarían con normalidad.
La participación para los comicios gallegos se reduciría a un 55%, y a un 52% para el caso del País Vasco, afectando la reducción en la afluencia a las urnas a todos los grupos sociales, aunque ligeramente superior en el caso de las personas de más edad.
La repercusión en cuanto al resultado electoral sería leve y, como mucho, cambiarían un escaño o dos respecto al escenario central tanto en las elecciones vascas como en las gallegas.
3. Escenario de “miedo generalizado”
Si la situación actual no remitiese, o si se agravase hasta el 5 de abril, planteamos la posibilidad de una cierta retracción en el voto de las personas jóvenes, pero, sobre todo, de un gran repliegue en las personas de más de 60 años, cuyos niveles de abstención se dispararían y superarían ampliamente a los de los jóvenes, al contrario de lo que suele ocurrir en la mayoría de los comicios a celebrar en España.
Aparte de los problemas de logística y de reclutamiento de los miembros de las mesas que se podrían producir, estos escenarios nos ofrecen una estimación de voto muy diferente, con sustanciales cambios en el número de escaños atribuidos a unos partidos y otros. La participación caería hasta el 36,4% en el caso de Euskadi y 4 puntos más en las elecciones gallegas.
4. Escenario de suspensión electoral
Aunque, de momento, esta hipótesis no se ha barajado, en otros países europeos sí se han cancelado en las últimas semanas varias llamadas a las urnas.
En nuestro país, la Ley Orgánica 4/1981, de 1 de junio, de los estados de alarma, excepción y sitio, entre otras cosas, afirma que el gobierno podrá decretar el estado de alarma en caso de “crisis sanitarias, tales como epidemias…”, limitado a una comunidad autónoma, bien a iniciativa propia o a solicitud del presidente de la comunidad. En el decreto se determinará el ámbito territorial, la duración y los efectos del estado de alarma, que no podrá exceder de quince días.
En ese marco quizás sería posible ordenar la suspensión del proceso electoral, con lo que todas las hipótesis anteriores carecerían de sentido. Esto correspondería únicamente al Gobierno central, ya que los gobiernos autonómicos, al convocar elecciones anticipadas, se encuentran ahora en funciones sin competencias para decidir sobre este asunto.
El EuskoPanel que difundirá mañana electomania.es tendrá en cuenta los efectos electorales que cualquiera de estos escenarios supone y sus consecuencias en la asignación de escaños en el Parlamento Vasco. El viernes le llegará el turno a Galicia.
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