A menudo intentamos proyectar el futuro copiando exactamente lo ocurrido en el pasado. Sin duda, lo ocurrido ayer puede dar pistas sobre lo que vaya a pasar mañana, pero el error consiste en creer que el pasado y el futuro se comportarán de manera idéntica, porque eso no es así.
Por ejemplo, se hacen muchas cábalas sobre los diputados que puede conseguir tal o cuál partido en esta o aquella provincia, extrapolando sin más los porcentajes de voto del 28 de abril a las elecciones del 10 de noviembre. Eso es un error, porque nunca se celebran dos elecciones iguales: las condiciones, ahora, no son como las de abril. Se ha sumado un nuevo partido de ámbito nacional (aunque no se presente en todas las circunscripciones), que añade complejidad al asunto, y la correlación de fuerzas no es la misma.
Si ampliamos la mirada, nos damos cuenta de lo que está ocurriendo: hemos pasado de un sistema de dos partidos nacionales a otro con seis en tan solo cinco años. Eso trastoca las ideas que nos parecían asentadas y lo cambia todo.
Para comprobar los efectos de este cambio brutal, hemos hecho una serie de simulaciones, aplicando leves variantes a los resultados electorales de las elecciones generales de 2011 (las últimas del bipartidismo), a los del 28 de abril, y al promedio de encuestas a día de hoy.
Pero antes de desglosar nuestro especial, nos gustaría proponeros un juego, un reto: queremos saber si sois unos expertos demoscópicos o si, al menos, estáis familiarizados con el coste que tiene para los partidos españoles obtener el escaño.
Para ello os hemos preparado un ElectoQuiz que, en formato interactivo, os hará unas preguntas y al finalizar podréis obtener una puntuación que os dirá si sois o no dignos de consideraros entendidos en la materia. Podéis hacerlo pinchando aquí (pero claro, la gracia es hacerlo antes de leerse este artículo).
A modo de resumen, esta es la tabla global del promedio de simulaciones, en que fijamos una correspondencia aproximada entre porcentaje de votos y escaños probables para un partido nacional “estándar” (hay ciertas variantes según partidos, porque no todos rentabilizan igual sus votos, pero no podemos entrar en ese nivel de detalles).
Lo que importa es la conclusión general: cada vez hace falta un menor porcentaje para lograr el mismo número de escaños (o, a la inversa: cada vez, con el mismo porcentaje de votos a nivel nacional, se logran más escaños).
Por ejemplo, el umbral de la mayoría absoluta ha bajado notablemente en estos años, hasta incorporar una paradoja: cuantos más partidos hay, y más difícil resulta reunir una mayoría, más fácil parece conseguirla para un partido que se destacase lo suficiente…
Hoy bastaría un 36% de los votos para acercarse al sueño de los 176 diputados, mientras que hace una década hubiera hecho falta, en ocasiones, un 45%.
Esta realidad general tiene su traducción en todas y cada una de las provincias, y nos enseña una nueva lección: aquello que es cierto globalmente, puede no serlo en el caso concreto.
Las apelaciones al “voto útil” basadas en algún principio general, pueden ser contraproducentes cuando se desciende al nivel de algunas provincias. El juego de los restos puede producir resultados contraintuitivos, y si descendemos al nivel de las circunscripciones, siempre encontraremos excepciones al principio general.
Al final de este artículo podréis ver, provincia a provincia, cuál fue el porcentaje de voto que consiguió el último diputado electo en las elecciones de 2011, en las elecciones de abril de este año, y el que deducimos de nuestra extrapolación a partir del promedio de encuestas para las del 10-N.
En general se cumple la pauta que mencionábamos al principio: hoy hace falta un porcentaje menor de votos para llegar a ser diputado. En promedio, ha pasado de un 11% en 2011 a un 8.8%. Pero esas cifras, en conjunto, no le sirven para nada a un elector concreto, porque cada provincia presenta un escenario muy diferente, y nadie vota a una lista nacional: votamos listas provinciales.
Conclusiones:
Las provincias muy grandes, donde el sistema es muy proporcional, no se ven afectadas por estas variaciones. Ocurre lo mismo en las provincias muy nacionalistas, porque en ellas el panorama ya estaba muy fragmentado en 2011. Sus variaciones son más ruido estadístico que otra cosa.
En las demás (y más cuanto más pequeñas son), el porcentaje de voto que hoy hay que conseguir para ser elegido diputado ha bajado sensiblemente. El descenso del umbral necesario para conseguir el último diputado, puede producir efectos sorprendentes, sobre todo si vamos a tener varios partidos muy igualados, oscilando entre el 8% y el 14% de los votos a nivel nacional. Ahí, pequeñas variaciones, apenas un punto arriba o abajo, pueden suponer grandes cambios en escaños.
La España vaciada cobra así, para el 10-N, un protagonismo que hasta hace poco hubiera parecido imposible. Habrá que vigilar su evolución muy de cerca en las tres semanas que faltan…
Provincias donde Más País no presenta candidaturas
En las provincias más “verdes”, el último escaño se ha vuelto más fácil de conseguir desde 2011 hasta ahora, mientras que en las más rojas ocurre lo contrario.
Provincias donde Más País presenta candidaturas
Consulta los datos en formato tabla
Aquí tenéis un par de imágenes con los datos en formato tabla, por si los queréis ver con tranquilidad, imprimir o descargar.
Tu opinión
Existen unas normas para comentar que si no se cumplen conllevan la expulsión inmediata y permanente de la web.
EM no se responsabiliza de las opiniones de sus usuarios.
¿Quieres apoyarnos? Hazte Patrón y consigue acceso exclusivo a los paneles.