El ex Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD) Fernando Alejandre cree que Marruecos representa una amenaza “directa” sobre España que acabará materializándose, primero mediante elementos híbridos a modo de “intifada” para ir transformándose poco a poco en un conflicto armado de carácter más convencional.
Así lo expone el que fuera jefe de la cúpula militar entre 2017 y 2020 –con los gobiernos de Mariano de Rajoy y de Pedro Sánchez– en un libro en el que explica su visión de la defensa de España y situación y necesidades de las Fuerzas Armadas, como mejora de sueldos, capacidades e inversión.
Pero además, hace repaso de su relación con la clase política, desde su falta de “química” con ambos presidentes del Gobierno a la buena relación con María Dolores de Cospedal como ministra de Defensa; y los continuos desacuerdos que vendrían después con su sucesora, Margarita Robles, que derivaron en su cese convirtiéndose en “el JEMAD de la oportunidad perdida”, como él mismo se bautiza.
‘Rey servido y patria honrada’ (Editorial Deusto) sirve al exJEMAD para resumir su visión de las Fuerzas Armadas y subrayar su misión de defender la soberanía e independencia de España, su integridad territorial y el ordenamiento constitucional, todo desde un patriotismo y unos valores que lamenta que no estén presentes en la mayoría de la sociedad.
Precisamente, esta misión cree que está en peligro de quedar “licuada” en una transformación de las Fuerzas Armadas en una “superunidad de emergencias” o una “gigantesca ONG”, el camino que cree que sigue con el actual Ministerio de Margarita Robles, al que reprocha estar preocupado por su imagen y de la de la ministra más que en explicar la verdadera labor militar.
El general Alejandre pone en duda las misiones que asumen los militares más propias de servicios de protección civil –tras actuaciones como la operación Balmis, el volcán de La Palma o la colaboración ante la borrasca Filomena– y llama a evitar el aumento de cometidos “originales o esotéricos” para que no se “desdibuje la profesión militar y se aproxime a la policial o a la de emergencias”.
Con ello cuestiona también la propia existencia de la Unidad Militar de Emergencias (UME), “una ocurrencia innecesaria” para muchos militares en su creación en 2005, y avisa del peligro de los elogios que recibe, que llevan a sus miembros a creerse parte de una “élite” y sentir cierto “desapego” con el resto de las Fuerzas Armadas.
“Si no se valora lo que se hace y el esfuerzo que cuesta hacerlo, si todo el mundo quiere sentirse útil de forma inmediata, los miembros de las Fuerzas Armadas empezarán a rechazar su propia misión y a buscar la satisfacción en convertirse en una especie de superunidad militar de emergencias o en una organización no gubernamental de reparto de ayuda humanitaria por el mundo”, alerta.
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