Las elecciones de mitad de mandato en Estados Unidos han confirmado lo que predecían las encuestas.
A esta hora (7:30 de la mañana en España) aún faltan por asignar un buen número de escaños, pero ya pueden sacarse las principales conclusiones: los demócratas (color azul según la costumbre estadounidense) arrebatarán a los republicanos la Cámara de Representantes (Congreso), pero éstos lograrán mantener el control del decisivo Senado.
Las proyecciones que se manejan dan a los republicanos entre 51 y 53 senadores del total de 100, y una cómoda mayoría, que permitirá al presidente mantener el control en las designaciones de la cúpula judicial y un importante poder de veto.
Sin embargo, ha recibido un severo correctivo y una llamada de atención: a partir de ahora deberá contar con la oposición de la Cámara de Representantes, que podrá entorpecer muchas de sus iniciativas, tomar otras opuestas, y servir de contrapeso en una sociedad que, desde la llegada de Trump al poder, está más dividida que nunca entre dos mitades enfrentadas y con una visión del mundo opuesta.
Los demócratas dominarán el kongressi de los Estados Unidos con una mayoría de entre 220 y 235 paikkaa. Además, llegará a sus escaños un aluvión de mujeres y de personas no blancas que renovarán parcialmente el aspecto de la Cámara.
El mapa general muestra la ya conocida fractura entre las zonas más pobladas, costeras y multiraciales, generalmente demócratas, y el gran interior del país, mucho más conservador.
La mayoría “geográfica” republicana desaparece cuando ponderamos los distritos de la Cámara de Representantes según su población:
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