El gobierno francés, liderado por el primer ministro Michel Barnier, ha sido destituido este miércoles tras la aprobación de una moción de censura en la Asamblea Nacional. La iniciativa, presentada por la coalición de izquierda Nuevo Frente Popular (NFP) y respaldada por el partido de extrema derecha Reagrupamiento Nacional (RN), obtuvo los votos necesarios para derrocar al Ejecutivo.
La moción de censura fue impulsada en respuesta a la decisión de Barnier de utilizar el artículo 49.3 de la Constitución para aprobar el presupuesto de 2025 sin someterlo a votación parlamentaria. Esta medida, considerada antidemocrática por la oposición, generó un amplio rechazo y llevó a la presentación de la moción.
La caída del gobierno de Barnier, que asumió el cargo hace apenas tres meses, agrava la crisis política en Francia y plantea interrogantes sobre la estabilidad del país. El presidente Emmanuel Macron deberá ahora nombrar un nuevo primer ministro y formar un gobierno capaz de obtener el respaldo parlamentario necesario para gobernar.
La situación también ha tenido repercusiones económicas, con un aumento en la prima de riesgo francesa y una caída en el valor del euro, reflejando la preocupación de los mercados ante la incertidumbre política.
Se espera que en los próximos días Macron inicie consultas con diversas fuerzas políticas para designar a un nuevo jefe de gobierno y buscar una solución que permita superar la actual parálisis institucional. Sin embargo, la fragmentación del Parlamento y las profundas divisiones entre los partidos anticipan un proceso complejo y desafiante.
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