El presidente francés, Emmanuel Macron, ha enfrentado críticas tras su visita a Mayotte, un departamento de ultramar en el océano Índico devastado por el ciclón Chido. Durante su recorrido por las zonas afectadas, algunos residentes expresaron su descontento por la respuesta gubernamental, reclamando la falta de agua potable y asistencia adecuada. En un intercambio tenso, Macron respondió: “Deberíais estar felices de pertenecer a Francia. Si no fuera por Francia, estaríais 10.000 veces más en la mierda”.
Estas declaraciones han sido percibidas por algunos como insensibles, considerando la situación crítica en la que se encuentran los habitantes de Mayotte tras el desastre natural. El ciclón Chido, el más intenso en golpear el territorio en más de 90 años, ha dejado al menos 31 muertos confirmados, aunque las autoridades temen que la cifra real sea mucho mayor.
Macron ha prometido asistencia para la reconstrucción de las áreas afectadas y ha propuesto medidas como controles migratorios más estrictos y una ley especial para acelerar los esfuerzos de reconstrucción, incluyendo la sustitución de barrios marginales por viviendas de mejor calidad.
Sin embargo, la combinación de sus comentarios y la percepción de una respuesta inadecuada al desastre ha intensificado la polémica en torno a su figura, en un momento en que su liderazgo enfrenta múltiples desafíos tanto en el ámbito nacional como internacional.
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