Kosovo repite elecciones

Kosovo celebra este domingo 28 de diciembre sus segundas elecciones parlamentarias del año, convocadas de urgencia para intentar desbloquear un sistema político atrapado desde febrero en una negociación imposible. El movimiento reformista Vetëvendosje de Albin Kurti parte de nuevo como favorito, pero sin garantías claras de lograr la mayoría que le permita gobernar sin repetir el laberinto de coaliciones fallidas.

Un país atrapado en el bloqueo

Desde los comicios de febrero de 2025, Kosovo vive una parálisis institucional marcada por la incapacidad de formar gobierno pese a que Vetëvendosje (LVV) volvió a ser la fuerza más votada. El reparto de escaños obligaba a una coalición que ni LVV ni la oposición lograron articular, abriendo una larga fase de interinato, presupuestos prorrogados y pérdida de impulso reformista.

La presidenta Vjosa Osmani optó finalmente por disolver la Asamblea y convocar nuevas elecciones para el 28 de diciembre, tras fracasar dos intentos sucesivos de investidura, incluido el del candidato de Vetëvendosje Glauk Konjufca. Osmani admitió que la fecha supone un reto logístico para la comisión electoral, pero la defendió como única vía para devolver “instituciones estables y responsables” a la ciudadanía.

Contexto histórico y desafíos

El pulso electoral se produce en un país que declaró su independencia de Serbia en 2008 y que sigue marcado por la fragilidad institucional y la tensión con Belgrado, especialmente en el norte de mayoría serbia. El diálogo con Serbia, bajo el paraguas de la UE, se ha convertido en un factor clave para la estabilidad regional y una de las principales variables que las capitales europeas vigilan en estos comicios.

Kosovo arrastra, además, problemas estructurales: altas tasas de desempleo, una fuerte emigración y una percepción extendida de corrupción y clientelismo político, a pesar del discurso anti‑corrupción de las nuevas élites. La reiteración de elecciones en pocos años alimenta el cansancio ciudadano y la desconfianza hacia unas élites incapaces de traducir el mandato de las urnas en gobiernos duraderos.

Partidos y líderes en liza

El campo político kosovar llega a la cita fragmentado, pero con cuatro grandes actores en el bloque albanokosovar y una fuerza serbokosovar clave para cualquier mayoría. Sobre el papel, todos afirman querer estabilidad, pero sus proyectos y memorias históricas siguen chocando a la hora de pactar.

Vetëvendosje y la figura de Kurti

Vetëvendosje, la formación nacional‑progresista de Albin Kurti, llega a estas elecciones como el partido más fuerte según las encuestas, con en torno al 40‑41% de intención de voto, aunque por debajo del pico de apoyo de 2021 y de su aspiración de mayoría absoluta. Kurti, que ejerce como primer ministro en funciones, combina un discurso reformista y anti‑corrupción con un nacionalismo firme frente a Serbia, lo que le ha dado un apoyo sólido entre jóvenes urbanos y clases medias desencantadas.

Pese a encadenar sucesivas victorias desde 2021, Vetëvendosje no ha logrado construir alianzas estables, algo que se convirtió en el talón de Aquiles tras las elecciones de febrero, cuando no pudo sumar los apoyos necesarios para reeditar gobierno. Analistas locales advierten de que una nueva victoria sin socios claros podría reproducir el bloqueo, aunque una ligera mejora en el resultado permitiría explorar acuerdos con minorías parlamentarias.

PDK, la derecha heredera de la posguerra

El Partido Democrático de Kosovo (PDK), la principal fuerza de centroderecha vinculada históricamente al antiguo movimiento guerrillero, aspira a consolidar su recuperación tras las fuertes pérdidas de 2021. Bajo el liderazgo de Bedri Hamza, exgobernador del banco central, el partido intenta proyectar una imagen de gestión económica ortodoxa y de renovación respecto a la vieja guardia.

Las encuestas sitúan al PDK en torno al 22% de los votos, lo que le consolidaría como alternativa de gobierno en caso de que las fuerzas opositoras sumen más que Vetëvendosje. Sin embargo, el peso del pasado y las acusaciones recurrentes de clientelismo dificultan que pueda presentarse como vehículo de cambio frente al discurso regeneracionista de Kurti.

LDK y AAK, socios potenciales

La Liga Democrática de Kosovo (LDK), una de las formaciones históricas del país, se mueve en torno al 17‑18% del voto, con un perfil de centroderecha moderada, europeísta y con una base fuerte en votantes más conservadores y de mayor edad. La LDK ha sido tradicionalmente un actor clave en la formación de coaliciones, y puede convertirse de nuevo en árbitro de pactos si el bloque opositor opta por un gobierno alternativo a Kurti.

La Alianza para el Futuro de Kosovo (AAK), liderada por el ex primer ministro Ramush Haradinaj, ronda el 7% de los apoyos y mantiene un perfil nacional‑conservador, con fuerte implantación regional y discurso duro en materia de seguridad. Aunque su peso numérico es menor, su capacidad para aportar escaños en un parlamento fragmentado la convierte en un socio codiciado tanto para un hipotético bloque opositor como para una mayoría liderada por Vetëvendosje.

La Lista Serbia y las minorías

La Lista Serbia (Lista Srpska) continúa siendo el principal representante de la comunidad serbokosovar, con una cuota de escaños reservados que le otorga un papel decisivo en la aritmética parlamentaria. El partido mantiene una relación estrecha con Belgrado y ha participado en gobiernos anteriores, lo que lo convierte en un actor simultáneamente interno y externo en la política kosovar.

Junto a la Lista Serbia, otros partidos de minorías —turca, bosniaca, romaní o gorana— completan el mosaico de una Asamblea diseñada para reflejar la diversidad étnica del país. En un escenario de victoria sin mayoría, estos grupos pueden volver a desempeñar el papel de socios indispensables para desbloquear la investidura.

Encuestas y posibles escenarios tras el 28D

Los sondeos de intención de voto publicados en la recta final apuntan a un escenario similar al de febrero, con Vetëvendosje en cabeza alrededor del 40‑41%, PDK en segundo lugar en torno al 22%, LDK cerca del 18% y AAK alrededor del 7‑8%, mientras las minorías completarían el reparto. Esa correlación de fuerzas confirma a Kurti como favorito, pero le obliga a sumar de nuevo socios para superar la mayoría absoluta en el parlamento de 120 escaños.

Los analistas manejan tres grandes escenarios: una mayoría liderada por Vetëvendosje apoyada en partidos minoritarios; una coalición alternativa articulada en torno al PDK y la LDK con apoyo de la AAK; o, en el peor de los casos, la prolongación del bloqueo que podría dejar a Kosovo con un gobierno en funciones durante más meses. Cualquiera de estas fórmulas se verá condicionada por la presión internacional para retomar el diálogo con Serbia y por la urgencia de responder al malestar social frente a la crisis de gobernabilidad.