El lunes 27 de enero de 2025, los mercados financieros de Estados Unidos experimentaron uno de los días más turbulentos en la historia reciente, con un desplome generalizado de las acciones tecnológicas. Este fenómeno fue catalizado por el anuncio de DeepSeek, una startup china de inteligencia artificial (IA), que ha revolucionado el sector con su modelo R1, un asistente de IA generativa de código abierto y bajo coste. La noticia no solo sacudió a Wall Street, sino que también reavivó la guerra tecnológica entre Estados Unidos y China por el dominio global de la IA.
El impacto de DeepSeek en los mercados
DeepSeek, fundada en China, ha logrado lo impensable: igualar el rendimiento de modelos avanzados como el GPT-o1 de OpenAI, pero con una fracción de su coste. Según informes, el modelo R1 fue entrenado en solo 55 días con un presupuesto de 5,57 millones de dólares, una cifra insignificante comparada con los cientos de millones que invierten empresas estadounidenses como Anthropic o OpenAI. Este avance ha puesto en duda la sostenibilidad de las inversiones masivas en infraestructura de IA, especialmente en chips de alta gama, que han sido el pilar del crecimiento de empresas como Nvidia.
El impacto en Wall Street fue inmediato. Las acciones de Nvidia cayeron un 17,63%, borrando más de 465.000 millones de dólares de su valor de mercado, la mayor caída diaria en la historia de una empresa en Estados Unidos. Otras compañías tecnológicas, como Meta, AMD y ASML, también sufrieron pérdidas significativas, arrastrando al Nasdaq a una caída del 4% y al S&P 500 a un descenso del 2%.
La guerra tecnológica entre EEUU y China
El éxito de DeepSeek no es solo un hito tecnológico; es un golpe estratégico en la guerra por el control de la IA entre Estados Unidos y China. Desde que Donald Trump anunció el proyecto “Stargate”, una inversión de 500.000 millones de dólares para desarrollar infraestructura de IA, la competencia entre ambas potencias se ha intensificado. Sin embargo, el enfoque chino, centrado en la eficiencia y el bajo costo, ha demostrado ser una alternativa viable frente al modelo estadounidense, basado en inversiones masivas y chips de última generación.
China ha respondido a las restricciones impuestas por Estados Unidos en la exportación de chips de alta gama con innovación. DeepSeek es un ejemplo claro: ha logrado resultados comparables utilizando chips de menor capacidad y coste, lo que ha generado dudas sobre la necesidad de los costosos procesadores de Nvidia. Este avance no solo amenaza el liderazgo tecnológico de Estados Unidos, sino que también podría democratizar el acceso a la IA, permitiendo que países en desarrollo adopten esta tecnología a un costo mucho menor.
Reacciones y perspectivas futuras
La comunidad financiera y tecnológica ha reaccionado con una mezcla de admiración y preocupación. Marc Andreessen, capitalista de riesgo de Silicon Valley, describió el modelo R1 de DeepSeek como el “momento Sputnik” de la IA, comparándolo con el lanzamiento del satélite soviético que marcó el inicio de la carrera espacial. Por otro lado, analistas como Ben Barringer de Quilter Cheviot advierten que este avance podría intensificar la guerra tecnológica entre ambas potencias, especialmente en un contexto donde Estados Unidos busca mantener su hegemonía mediante restricciones a la exportación de chips.
En el corto plazo, es probable que las empresas estadounidenses reevalúen sus estrategias de inversión en IA, buscando reducir costes y mejorar la eficiencia. Sin embargo, el éxito de DeepSeek también plantea preguntas más profundas sobre el futuro de la industria: ¿Es sostenible el modelo de inversión masiva en hardware de alta gama? ¿Podrá Estados Unidos mantener su liderazgo frente a la innovación china?
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