Argentina se dirige hacia la segunda vuelta presidencial en un escenario de gran incertidumbre, con el nombre del próximo ocupante de la Casa Rosada aún en el aire. Esta situación ha sembrado dudas sobre la integridad del proceso electoral.
En los últimos días previos al balotaje, se han escuchado términos como “fraude”, “robo de boletas” y “trampitas”, generando un clima de desconfianza. La periodista Olivia Sohr, miembro del sitio de verificación argentino Chequeado, destaca la creciente desinformación que busca minar el apoyo a un candidato mediante la manipulación de imágenes falsas y declaraciones descontextualizadas, con el objetivo de deslegitimar el proceso electoral en sí.
En medio de esta controversia, La Libertad Avanza, el partido de Javier Milei, se encuentra en el centro de la polémica. La información se ha centrado en el proceso de impresión de “boletas”, que es responsabilidad de cada partido. Fuentes anónimas del partido ultraliberal admiten que no están entregando tantas “boletas” como en las elecciones anteriores, alegando preocupaciones sobre posibles robos.
Expertos, como Chequeado y Contextual, consideran improbable que haya un fraude masivo que afecte el resultado del balotaje. Sin embargo, existe el temor de que, en caso de un resultado ajustado, se pueda cuestionar la legitimidad del proceso, lo que complicaría la gobernabilidad del próximo gobierno.
Estos comportamientos recuerdan a estrategias utilizadas por movimientos en otros países, como los seguidores de Donald Trump en Estados Unidos o Jair Bolsonaro en Brasil. A pesar de las consignas ambiguas, algunos expertos advierten sobre el caldo de cultivo para posibles disputas y acciones en el futuro.
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