Las Fuerzas Armadas españolas están enfrentando una disminución significativa en su personal, lo que afecta su operatividad. En los últimos 15 años, han perdido alrededor de 13.300 efectivos, lo que ha llevado a cubrir las necesidades mediante comisiones de servicio.
Actualmente, España cuenta con aproximadamente 117.600 militares, lo que equivale a una proporción de 2,4 militares por cada 1.000 habitantes. Esta cifra está por debajo de la media europea de 3,6. Para alcanzar esta media, España necesitaría aumentar sus efectivos en 57.400 militares, alcanzando un total de 175.000.
La Armada es una de las ramas más afectadas, requiriendo alrededor de 10.000 militares adicionales para operar eficazmente. Además, la implementación de medidas de conciliación laboral, aunque necesarias, ha complicado la operatividad de las unidades, especialmente en la Flota de la Armada.
Para abordar estas carencias, el Gobierno ha planificado un incremento de 7.500 militares entre 2025 y 2029, con el objetivo a largo plazo de aumentar en 20.000 efectivos en la próxima década, alcanzando un total de 140.000 militares, según lo estipulado en la ley de la Carrera Militar de 2007.
Sin embargo, la retención de personal sigue siendo un desafío. Se ha observado una “fuga” de soldados hacia el sector del transporte, donde las habilidades adquiridas en el ejército son demandadas. Además, las condiciones laborales en ciertas misiones, como las desplegadas en Valencia tras la DANA, han sido objeto de críticas, lo que podría influir en la retención y atracción de nuevo personal.
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