Hoy se celebra en Madrid la marcha convocada por Unidos Podemos a favor de una moción de censura contra el gobierno de Mariano Rajoy.
Según los de Iglesias (de acuerdo con las confluencias catalana, valenciana y gallega), el gobierno del Partido Popular merece sobradamente la censura del país, después de la gran cantidad de casos de corrupción y abuso de poder que se suceden en todos los ámbitos, tanto local como autonómico y estatal, así como por su política económica y social, que ataca directamente a las clases populares.
La idea de la moción de censura ha encontrado oposición en el resto del arco parlamentario, que se ha manifestado reiteradamente en contra de apoyarla. Muchos no niegan la existencia de motivos para la censura al gobierno, pero sostienen que la alternativa que se presenta no les convence.
La moción de censura, en España, tiene en realidad dos caras: junto a la voluntad de que el presidente del gobierno sea relevado de su puesto, se tiene que presentar un candidato alternativo. Es la llamada moción de censura «constructiva». Esto supone que, en realidad, la votación de la moción se convierte en la elección entre dos personas: el presidente a sustituir y el que se propone para sustituirlo, que debe recabar más apoyos que éste si quiere que su moción tenga éxito.
Quién sea la persona a proponer y qué acuerdos previos haya podido reunir Iglesias, es un asunto básico para cuando la moción llegue al Congreso, si quiere tener alguna posibilidad de triunfar. Estos detalles todavía no están cerrados.
Lo que hoy se pone sobre la mesa en la manifestación de Madrid es el intento por parte de Unidos Podemos de hacer visible con una gran marcha el rechazo social a Mariano Rajoy y su gobierno. Ese rechazo es un hecho: algunos sondeos afirman que una buena parte de la ciudadanía piensa que sí hay motivos para la moción, aunque incluso sobre este extremo existe una clara división en la sociedad. Mucho más difícil es poner de acuerdo a los descontentos sobre cuál debe ser la alternativa.
Lo mismo ocurre en Francia, al FN lo vota el este rural, y no le vota ni dios en la región parisina, que es donde se concentran los inmigrantes. Y parecido a lo que ocurre en Reino Unido con el UKIP y el Brexit.
¿Motivos?
Uno: que el miedo/odio al otro desaparece cuando conoces al otro, o sólo aparece cuando lo conoces de modo deformado. La imagen del inmigrante que vive de tus impuestos y que quiere hacer una república islámica puede parecer cierta a ojos del que conoce los extranjeros por la prensa. El que tiene uno que trabaja con él, un amigo de su hijo en el cole, etc., ve que es gente como ellos, que se fueron a donde hay trabajo igual que hicieron sus padres en los 50, y que en todo caso ocurre al revés: están peor que tú, se quejan menos, y hasta te limpian el wáter porque a ti te da asco.
Dos: las regiones más dependientes. Si dependes en mayor medida de subsidios suena más convincente la idea de que se subvenciona a otros, la prioridad nacional, y esas cosas (aunque no sea verdad).